@paolarochonherrera creo que explicas perfectamente las razones por las que el juego es privativo de la infancia y se excluye como parte de la adultez y cómo esa dinámica se da necesariamente dentro de un marco social en el que la productividad de los sujetos es prioritario, de ahí que el juego como simple producto del ocio o como simple pasatiempo sea poco contemplado como criterio para la construcción de espacios públicos. En este sentido siempre se piensa el juego como un medio para otra cosa (que sí resulte ser útil) y no como un fin en sí mismo (sin finalidad ni provecho), es decir, hemos poco a poco transformado el juego en aquello que justo no era: el medio a través del cual se obtiene utilidad. Pienso, como ejemplo de estas dinámicas, en la manera en que las compañías con sistemas de producción más moderno incorporan el juego o ciertos aspectos lúdicos que apuntan a disminuir la diferencia entre la vida y el trabajo tal y como se ve en este video o en la novela El círculo de David Eggers.
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