Fue Aristóteles uno de los primeros filósofos que definió los sistemas de gobierno. En el libro III de la Política expone las formas de gobierno y las caracteriza de acuerdo con dos criterios: la cantidad de gobernantes y si se proponen el bien común o el particular. De acuerdo con estos dos criterios podemos mencionar seis tipos de sistemas, los primeros tres, que se proponen el bien común, son: la monarquía (gobierno de uno), la aristocracia (gobierno de los mejores) y la democracia (gobierno de todos los ciudadanos), los tres siguientes se consideran desviaciones o maneras desvirtuadas de los anteriores ya que no tienen en la mira el bien comun: la tiranía, la oligarquía y la demagogia. Esta teoría es sólo la primera de las tres teorías de la democracia, de tal forma que deben añadirse a ella la Teoría medieval, de origen romano y que teoriza sobre el origen de la soberanía y la representatividad del sistema de gobierno, y la Teoría moderna de origen maquiavélico y que nace con el surgimiento del estado moderno; esta última reagrupa todas las seis formas de gobierno en dos: monárquicas y republicanas, e identifica a la democracia con una forma de república.
En el contexto del siglo XIX el marco que permite definir la democracia está dado por el liberalismo como teoría política. De acuerdo con la concepción liberal del estado y de la ciudadanía, los valores más preciados de un ciudadano eran su libertad como individuo frente al poder del estado (en específico las libertades civil y política) y los derechos fundamentales (derecho de reunión, derecho de religión, de imprenta) que le eran reconocidos por el estado como inherentes a su caracter de ciudadano. En el contexto del expansionismo comercial, se tornaba imposible armonizar las ideas liberales de organización política (propuestas por Alexis de Tocqueville o John Stuart Mill entre otros) y la democracia directa, de ahí que esa forma de participación se vea suprimida por su modalidad representativa. Nace así la democracia representativa como aquella que se considera compatible con las condiciones demográficas y políticas de los estados liberales. Lo anterior se hizo patente en el derecho al voto que es el derecho que tiene todo ciudadano para ser elegido o elegir un representante que transmita y abogue por sus intereses en los espacios de participación política pertinentes. De ahí que no sea posible llamar democrático a un estado en el que se supriman los derechos y libertades que permitan el funcionamiento de los mecanismos de participación política, directa o indirecta, de los ciudadanos, pero tampoco aquel en el que la ciudadanía adopta un rol activo en la construcción de las instancias de participación.
El historiador mexicano José Antonio Crespo nos ofrece en su texto “La Democracia Real, explicada a niños y jóvenes” una actividad práctica que podemos llevar a cabo con nuestros alumnos en el salón de clase después de haber revisado con ellos el video “Democracia y espacio público” o los foros “¿Autoritarismo o democracia?” , sobre la necesidad de la democracia y sobre el diálogo democrático.
Enlaces de interés:
https://www.dropbox.com/s/r5hm6uqvam7wv1h/Ejercicio%20democracia.pdf?dl=0
Román Suárez (@romansuarez)
Hola buenas noches mi nombre es Claudia Patricia y quiero debatir un poco acerca de qué opinan sobre la democracia y si créeme que depende de otras personas además de nosotros mismos y si influye al que sea una persona mayor o nuestros padres el que nos prohibían esa libertad