Cruce de palabras

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Aprendizaje 12. Reconocer cuándo se están ofreciendo buenas razones en una argumentación

Versión 130915

Cruce de palabras

Armando Lavalle

—¡Fíjate, naco! —gritó Andrés al conductor del automóvil que no se detuvo mientras él, Lucía y Toño intentaban cruzar la calle frente al bachillerato.

Precisamente en ese sitio había un letrero de un cruce peatonal que indica que las personas a pie tienen preferencia de paso, sin la necesidad de semáforos. El conductor reviró también con un grito del que ya no alcanzaron a distinguir qué decía.

—¿Puedes creerlo? ¡No se fijan! —comentó Toño.

Lucía, por su parte, no dijo nada. No parecía que no le hubiera molestado la acción del conductor del automóvil. Sin embargo, hubo algo que llamó su atención intensamente. Tenía la impresión de que era la primera vez que oía a Andrés usar la palabra «naco» y, más aun, con la intención de realizar un improperio.

«¿Por qué había elegido precisamente esa palabra para reclamar?», se preguntó Lucía. Por su cabeza pasaron varias situaciones en las que había escuchado esa expresión: «Ese es bien naco», «¡Qué naco! ¿A poco no conoces a ese cantante?», «¡Se ve naca con esa chamarra!». En ese momento se generó un desconcierto en ella que provenía de recordar que en esas situaciones se pretendía insultar a alguien, ya sea por su aspecto físico, por su situación económica o por su educación. Además, cuando pensó que la intención al usar esa palabra había sido insultar, tuvo un sentimiento de descontento hacia las personas que la habían usado, incluso a pesar de que no se hubieran dirigido a ella de esa manera.

Lucía conjeturó que podría ser gente no del todo buena para quienes fuera habitual denigrar a otras personas. Sin embargo, no es que considerase que Andrés fuera de pronto alguien así. Lo conocía; ambos eran amigos desde hacía siete años como para que ahora pensara esto. «Andrés es un buen amigo que difícilmente buscaría problemas», pensó Lucía, así que considerar que quienes usaban esa palabra eran malas personas no explicaría mucho.

Lucía decidió explorar la inquietud que le provocó esa situación. ¿Por qué Andrés dijo «naco» para injuriar a alguien? Quizá habría un problema más general subyacente, pero no encontraba aún una manera de plantearlo. Lucía no había notado que ya casi había terminado el tiempo de la primera clase del día y que no había estado concentrada. Por ello decidió esperar a un momento más propicio para seguir pensando en lo que había ocurrido en el cruce esa mañana.

Cuando llegó el receso, Lucía se encontró con Ricardo, un profesor de una de las clases que más le llamaba la atención. Lucía decidió contarle lo que pasó en la mañana, sin mencionar que fue Andrés quien lanzó el grito, simplemente dijo que fue algo que presenciaron.

—¿Por qué nos ofende escuchar a alguien usar la palabra «naco»? —preguntó Lucía.

El profesor pensó por un rato en lo pregunta de Lucía, y después de reflexionarlo un poco, respondió:

—Quizá el significado de la palabra provoque que nos ofendamos al oírla, ¿no crees?

La sugerencia del profesor le agradó a Lucía pues, por una parte, podría explicar por qué resulta ofensivo para quien va dirigida la palabra, pero también por qué podría ser ofensivo, o por lo menos de mal gusto, para alguien que la escuche, incluso si no es a quien se dirigía. Además, era una forma más general de plantear su inquietud. Si resultaba adecuada esa idea, entonces podría explicar por qué otras palabras despectivas suenan ofensivas también.

Después de platicar con su profesor, Lucía aprovechó para ir a la sala de cómputo a buscar referencias sobre el significado de «naco». Al terminar, decidió ir con Andrés y Toño para hacerles algunas preguntas sobre lo que había pasado en la mañana.

—¡Ey, Andrés!, ¿recuerdas qué le gritaste al del automóvil que no nos dio el paso en la mañana? —preguntó Lucía.

—¡Claro! ¡Para que se fijara en lo que hace! —le respondió Andrés.

—Sí, pero le dijiste «naco» también.

—¡Ah, pues, sí!

—¿Por qué le dijiste así? Se oye muy mal y no me parece correcto hacerlo.

—¿Qué tiene de malo? Muchos lo dicen —intervino Toño.

—Eso no importa, Toño. Ofende a quien se lo dicen y también es ofensivo para otras personas que lo escuchan, ¿no crees? Como cuando quieren insultar a alguien diciéndole «indio» por tener ciertos rasgos faciales, o cuando le dicen «marica» a otro por mostrar algún rasgo que es supuestamente único de las mujeres, como cocinar. Yo creo que no debería menospreciarse a nadie por algo así.

—Yo se lo dije porque es un maleducado y porque casi nos atropella.

—¡Ajá!, pero también hay gente que usa esas palabras para denigrar a una persona solo por su apariencia física, su situación económica o su educación.

—Sí es cierto, Andrés —dijo Toño. Acuérdate cómo se burlaron del nuevo de la escuela porque su celular no era de modelo reciente. Ya después nos contó que era el único para el que le alcanzó, y que lo necesitaba para trabajar después de salir de clases.

—¿Ves? Por eso pregunto. Aunque a ti no te digan «naco» puedes pensar que una persona hizo algo incorrecto al usar una palabra de ese tipo. Seguiría siendo ofensivo.

—No me había dado cuenta. Creo que tienes razón —dijo Andrés.

—Oigan, pero dejando a un lado eso, quería preguntarles por qué creen que sea ofensivo el uso de ciertas palabras. Me llama la atención. Es más, hace un rato hablé con el profesor Ricardo y me sugirió que el significado de la palabra podría ser lo que lo provoca.

—Tal vez sí. Pero entonces, ¿qué significa «naco»? —preguntó Andrés.

—Pues, yo recuerdo que escuché que venía del inglés, ¿tú crees? —dijo Toño. Me dijeron que venía de not cool, que quiere decir algo como «nada bien», y que se fue transformando hasta llegar a «naco». Así que no debería causar mucha ofensa si te lo dicen así.

—¿De dónde sacó eso el que te lo dijo, Toño? No me suena creíble —dijo Andrés.

—Creo que de una página de internet, ¡Jaja!

—¡Ay, Toño! —dijo Lucía. Pues creo que no podríamos tomarlo en serio. ¡Sobre todo si ni siquiera sabes de dónde lo sacaron! En internet hay muchas fuentes nada confiables.

—Eso sí. Aunque hubiera sido gracioso que así fuera. ¡Jeje!

—Hace rato pasé por las computadoras y anoté esto. Seguro que le podemos creer más. A ver qué les parece:

naco
adj y s (Coloq y Ofensivo)
1 Que es indio o indígena de México
2 Que es ignorante y torpe, que carece de educación: un pinche tira naco
3 Que es de mal gusto o sin clase: “¡Qué blusa tan naca!”

—

—¡Uy! Pues ahí está, si te dicen ignorante y torpe, ¡cómo no vas a enojarte!

—Podría ser, Andrés. Pero mira, vienen otras cosas también. Dice que parte del significado incluye ser indio o indígena de México. Eso me recuerda lo de hace rato cuando comparaba este caso con el de alguien que quiere insultar a una persona o un grupo diciéndoles «indio».

—¡De veras! Y eso tampoco está nada bien. Es más, si el significado de «naco» es lo que ofende a alguien, ¿eso quiere decir que tiene algo de malo ser indígena y que por ello podrías denigrar a esa persona? A mí me parece claro que ser indígena no tiene nada de malo.

—Veo lo que quieres decir, Toño. Así como «indio» significa que uno tiene cierta herencia cultural o que nació en cierta región del país, y que eso no es razón para considerar inferior a alguien, el significado de «naco» no puede ser lo que genera ofensa cuando se escucha.

—Buen punto, Lucía —dijo Toño. Al principio parecía una buena idea que el significado de «naco» fuera lo que resultara ofensivo, pero ahora no estoy tan seguro. ¿Habrá otra cosa por la que sea así?

—Ahora que lo preguntas, Toño, creo que algunos de estos significados de nacono los había escuchado antes, como eso de «ser de mal gusto o sin clase».

—Oye, Andrés, eso que dices me hace pensar en algo más, y retomar la pregunta de Toño. Imaginen que alguien nunca hubiera leído el significado de «naco» en un diccionario y que sólo lo escuchó en algún lugar, pero sin saber bien cómo lo usaban. Quizá se confunda y piense que significa algo similar a «hombre». Entonces, un día, mientras platica con alguien, señala a un hombre y dice: «Ese naco de ahí».

—¡Si lo oye la persona a quien señala, seguro que se enoja!

—Seguro que sí, y probablemente también desconcertaría a quien estuviera hablando con él, si la otra persona cree que no es correcto usar ese tipo de palabras o que no debería denigrarse a la gente.

—¿Qué quieres decir, Lucía? —le preguntó Andrés—. ¿Que alguien podría usar la palabra «naco» sin saber qué significa y de todos modos causar ofensa a quien lo escuche?

—Sí, eso me parece.

—¡Ah, entonces nuevamente no podría ser el significado lo que provoca que alguien se ofenda al escuchar la palabra «naco»! Ese tipo imaginario no sabe el significado, pero su uso molesta a los demás.

—Exacto, Toño —dijo Lucía. Creo que algo así me estaba cruzando por la mente. ¡Muchas gracias!

—Entonces esa sería otra razón —dijo Andrés—. Oigan, ¿pero a poco habría alguien que pudiera usar una palabra sin que sepa bien su significado?

—Creo que es difícil responder eso y no tengo una respuesta definitiva —respondió Lucía—. Aunque se me ocurre algo tentativo. ¡Piensen cuando un niño pequeño en una reunión, como en una fiesta, dice alguna grosería frente a todos los invitados!

—¡Ja!, yo creo que me reiría.

—¡Seguro que sí, Toño, conociéndote…! Aunque quiero agregar otra cosa. Imagina que el niño pequeño se lo dice a uno de los invitados. Seguro a esa persona no le va a parecer tan gracioso que digamos.

—¿A qué quieres llegar, Lucía? —preguntó Andrés.

—Creo que un niño pequeño desconoce el significado de muchas de las palabras que usa, ¿no creen? Así que es alguien que usa muchas palabras sin saber bien qué significan, como en el ejemplo anterior.

—Ya veo. Es probable que sí.

—Pero lo más importante es que cuando dice una palabra como esa puede provocar una ofensa u otro tipo de molestia en quien las escucha.

—Eso nos hace pensar otra vez que el significado de una palabra, en general, podría no ser lo que ofende. Cada vez me queda más claro y me convenzo de ello también. ¿Pero entonces, si no es el significado, qué será lo que molesta en esos casos? —preguntó Toño.—Pues, yo me quedé pensando en lo último que decíamos sobre el caso del niño — respondió Lucía—. Parecía que no fue el significado asociado con la grosería lo que provocaría la molestia. La situación que imaginábamos es peculiar, pues se trata de una reunión con familiares y amigos en la que pasan muchas otras cosas también. Por ejemplo, se espera que haya cierto tipo de comportamiento en quienes van, su puntualidad, sus modales, etc. Si alguien llega tres horas tarde y debía traer la comida para la fiesta, eso no será muy bien visto por muchos. De la misma manera, a lo mejor cuando alguien ofende con la palabra «naco» es por usarla en ciertas circunstancias.

—¿Cómo? ¿Que no fuera algún aspecto de la palabra misma sino porque se usa en una situación muy particular?

—Creo que podría ser una opción, ¿no creen? Pero ahora no se me ocurre cómo defenderlo. Ahora se podría reformular la pregunta: ¿qué pasa en las situaciones en que alguien usa una palabra de ese tipo y genera una ofensa, y no solo por su significado?

—Pues suena prometedor, Lucía —dijo Toño—. Deberíamos platicar qué pasa con eso.

—Oigan, me parece muy bien, pero ya se acabó el receso. Que no se nos olvide seguir sobre este tema, pues me parece importante.

 

 

Guía para facilitar el diálogo y la reflexión a partir del relato Cruce de palabras.

 

Cuando argumentamos acerca de un tema que nos genera alguna perplejidad, cierta inquietud o curiosidad —ya sea para una mejor comprensión, ofrecer razones en favor o en contra de una idea, etc.—, nos involucramos en una actividad racional que obedece a ciertos propósitos de los participantes.

 

Por otra parte, existen criterios a los que podemos apelar para saber si estamos argumentando de la mejor manera. Es decir, tratamos de reconocer cuándo se están ofreciendo buenas razones en una argumentación.

 

Para ello tenemos un principio general y cuatro máximas que guían cualquier conversación racional y razonable. Así, ofrecer y evaluar argumentos no es muy distinto de otro tipo de conversaciones que habitualmente tenemos (Barceló, 2003). Este principio y máximas son las siguientes (Grice, 1975):

 

Tabla 1 
Principio cooperativoContribuye con lo que sea requerido dados los propósitos de la conversación aceptados.
Máxima de cualidadSupermáxima:
Intenta que tu contribución sea verdadera.
Submáximas:
No digas lo que tú creas que es falso.
No digas aquello de lo que no tienes evidencia adecuada.
Máxima de cantidadHaz tu contribución tan informativa como sea requerida (según los propósitos actuales del intercambio).
No hagas tu contribución más informativa de lo que es requerido.
Máxima de relaciónSé relevante.
Máxima de modoSupermáxima:
Sé perspicuo.
Submáximas:
Evita la obscuridad en la expresión.
Evita la ambigüedad.
Sé breve (evita la prolijidad innecesaria).
Sé ordenado.

En la Tabla 2 se presentan ejemplos de violación a las máximas en diálogos cortos:

Tabla 2  
MáximaDiálogo¿Por qué?
CualidadA: ¿Sabes algo de Javier? No lo he visto en una semana.
B: Ni idea, pero seguro está fuera de la ciudad.
El hablante B afirma no saber del paradero de Javier, pero asegura también que está fuera de la ciudad. Si Javier no está fuera de la ciudad, entonces B dijo algo falso. Pero incluso si fortuitamente Javier estuviera fuera de la ciudad, B no estaría justificado en afirmarlo si no tiene evidencia al respecto.
CantidadA: Profesor, ¿cuántos reprobaron el examen de Lógica?
B: Algunos.
El alumno preguntó por un número determinado. En cambio, la respuesta del profesor puede ser verdadera si solo un alumno reprobó o también si reprobaron todos. Por ello, el profesor no ofrece una respuesta precisa de lo que se le preguntó, de ahí que es menos informativo de lo que esperaba el alumno.
RelaciónA: ¿Cómo te va con tu novia?
B: Últimamente he podido jugar futbol más seguido.
El hablante A le pregunta a B sobre su relación con su novia, pero B responde sobre la frecuencia con la que está jugando un deporte. Sin embargo, ambos temas no tienen una conexión obvia.
ModoA: ¡Qué bueno que te veo! Necesito que me pagues lo que me debes.
B: Sí, bueno… Ya me depositaron en el banco, pero saqué a pasear a mi perro al parque y creo mordió la tarjeta porque no funciona en el cajero y por eso llamé al banco, pero las instrucciones parecen estar en inglés…
B no responde directamente a la petición de A, sino que entra en detalles innecesarios, además, da saltos sobre diferentes situaciones sin ningún orden.

Entenderemos una buena razón como una afirmación —una tesis o hipótesis, una respuesta a una pregunta, una conclusión, entre otras— que es verdadera, justificada, relevante o clara.

El propósito del plan es que los estudiantes discutan por qué estos criterios serían adecuados para evaluar lo que afirmamos y por qué es importante guiar nuestras conversaciones mediante estas máximas, por ejemplo, al reconocer cuáles son las ventajas o desventajas, si las hay, de obedecerlas cuando tenemos una conversación, y también al momento de argumentar.

Plan de discusión 1.

1. ¿Argumentar es similar a otros tipos de conversaciones que tenemos día a día?

2. ¿Por qué argumentar puede ser considerada una actividad racional y razonable?

3. Al argumentar, ¿por qué sería importante afirmar solo lo que se cree que es verdadero, y no afirmar lo que se cree falso o de lo que se duda?

4. En un argumento, ¿cuál es la ventaja de afirmar algo verdadero?, ¿cuál la ventaja de afirmar para lo que se tiene evidencia? ¿Cuál es la desventaja en caso contrario?

5. ¿Qué es preferible: afirmar solo de lo que se tiene evidencia o afirmar lo que se supone que es verdadero?

6. ¿Qué diferencia existe entre afirmar algo preciso y algo que no lo es? ¿En qué circunstancias es adecuado afirmar algo que no es preciso o lo es poco?

7. ¿Qué será preferible: decir algo que es poco preciso o decir algo que no está suficientemente justificado?

8. ¿Qué ventajas tiene una participación que es obscura o incomprensible? ¿Qué ocurre cuando alguien afirma una serie de cosas que no tienen un orden?

9. ¿Se puede ser breve y claro en la mayoría de los casos?

10. En una conversación, ¿afirmar algo que fuera muy preciso entraría en conflicto con obedecer otra máxima?

11. ¿En qué casos conversar es una actividad racional y razonable?

Ejercicios.

1. En la narración, cuando Toño dice: «¿Qué tiene de malo? Muchos lo hacen», ¿hubo violación de alguna de las máximas con su comentario? ¿Sobre cuál de ellas?

2. Toño señala que el significado de «naco» provendría de las palabras not cool del inglés y concluye que no debería ser ofensivo su uso. ¿Esta afirmación obedece a todas las máximas de tal manera que ofrece buenas razones para concluir que no debería ser ofensivo que alguien use la palabra?

3. Lucía compara ciertos usos ofensivos de las palabras «indio» y «marica» con los de la palabra «naco». Decir por qué, a pesar de que Andrés no usó estas palabras, la comparación de Lucía no viola la Máxima de relación.

4. Lucía señala: «Veo lo que quieres decir, Toño. Así como «indio» significa que uno tiene cierta herencia cultural o que nació en determinada región del país, y que eso no es razón para considerar inferior a alguien, el significado de «naco» no es lo que genera ofensa cuando se escucha».

Comentar si es un buen razonamiento para defender la conclusión, y si es suficientemente claro.

Reconstruir el fragmento anterior para que sea más claro y ordenado. Hacerlo sin violar, por ejemplo, la Máxima de modo, en particular, la parte que sugiere ser breve.

5. Andrés pregunta: «¿Pero a poco habría alguien que pudiera usar una palabra sin que sepa bien qué es lo que significa?». Se observa que se cuestiona la verdad de lo que dice Lucía de que alguien podría usar una palabra sin conocer su significado.

Pero, si no fuera así, ¿qué ocurriría con las razones que Lucía ofrece sobre el tema? ¿Se podría seguir sosteniendo la conclusión de que no es el significado de una palabra despectiva lo que resulta ofensivo al escucharla?

6. Cuando Lucía señala: «Creo que es difícil responder eso y no tengo una respuesta definitiva. Aunque se me ocurre algo tentativo», al discutir sobre la posibilidad de que alguien use una palabra sin que conozca bien su significado, ¿qué máxima estaría guiando su participación?

7. ¿En algún momento de la conversación Andrés, Lucía o Toño rompieron la Máxima de modo? ¿Cuándo y cómo ocurrió? Si no lo hicieron, ¿cómo podrían haberlo hecho?

8. Identificar alguna afirmación hecha en la conversación entre Andrés, Lucía y Toño, que si bien cumpla con alguna de las máximas, esté en conflicto con alguna otra. ¿Esto afectaría que esa afirmación sea considerada una buena razón? ¿Qué debería ocurrir cuando se generan estos conflictos entre máximas?

9. Utilizar la Tabla 3 para ejemplificar, mediante un diálogo, una situación en la que no sea respetada una de las máximas de la Tabla 1. Ofrecer un ejemplo con una conversación cotidiana. Indicar por qué se viola esa máxima.

Tabla 3  
MáximaDiálogoRazones por las que se viola la máxima
CualidadA:

B:
CantidadA:

B:
RelaciónA:

B:
ModoA:

B:

Respuestas.

1. Violación de la Máxima de relevancia: el que muchas personas usen palabras despectivas no tiene que ver directamente con el asunto de si es incorrecto u ofensivo el uso de esas palabras.

2. Violación de la máxima de cualidad: Toño afirma algo de lo que no tiene evidencia suficiente para sostener su verdad.

3. No la viola porque consiste en una analogía que rescata aspectos en común de ambas situaciones para mostrar que el uso de ciertas palabras resulta ofensivo.

4. El requisito de brevedad que promueve la Máxima de modo no debe confundirse con los requisitos impuestos por la Máxima de cantidad, la cual señala que uno debe ser tan informativo como sea requerido. La Máxima de cantidad trata acerca de qué tan precisa es la información que se comunica con una (o varias) afirmaciones en una conversación. Por su parte, la Máxima de modo es acerca de la cantidad de actos que se realizan (como las emisiones del hablante) para comunicar cierta información (que puede ser muy precisa o poco precisa). De esta manera, alguien podría ser muy prolijo (no breve) y ser poco preciso en la información que comunica. Considérese el caso del alumno que pregunta sobre la cantidad de reprobados del último examen de Lógica a su profesor, y que la respuesta fuera «Pues de todos los que hicieron el examen, si alguien no obtuvo suficientes respuestas correctas en el examen, entonces reprobó. Además, si alguien no obtuvo suficientes respuestas correctas, entonces algunos reprobaron». Esta respuesta sería poco precisa y no breve.

5. Lo que habría pasado es que la suposición resultaría falsa.

6. La Máxima de cualidad, pues Lucía no tiene evidencia suficiente para sostener la verdad de aquello que dice.

 

Sugerencias de lectura para el profesor

Barceló, Axel (2003). “Los Alcances de la Argumentación Lógica”, Conferencia Magistral en el Encuentro Nacional de Didáctica de la Lógica 2003. (No publicado)

Davis, Wayne, “Implicature”, The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Fall 2014 Edition), Edward N. Zalta (ed.), URL = <http://plato.stanford.edu/archives/fall2014/entries/implicature/>.

Grice, H. P. (1975). Logic and conversation, in P. Cole & J. Morgan (ed.), Syntax and Semantics, 3: Speech Acts, pp. 41–58, New York: Academic Press. Reprinted in H. P. Grice (ed.), Studies in the Way of Words, pp. 22–40, Cambridge, MA: Harvard University Press (1989).