¡Dime lo que sientes por mí!

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Aprendizaje 9. Presentar la información de manera
comunicable

 

¡Dime lo que sientes por mí!

José Francisco Barrón Tovar

Mario amaba a Mariana. Eran novios desde hacía dos meses. Recostados en la cama de ella comían un helado. Era fin de semana. El helado estaba sabroso.

—Está rico el helado, ¿no? —dijo Mariana.

—Mucho —contestó él distraído en el sabor del suyo.

—Mario… —dijo Mariana.

—¿Qué? —contestó él con desgana.

—Dime, ¿qué sientes por mí?

Como si lo hubieran despertado de un sueño, Mario movió la cabeza de un lado para otro. El corazón le había dado un brinco y el rico sabor del helado había desaparecido. No supo qué decir.

—¿Cómo que qué siento por ti, Mariana? —apenas pudo decirlo, con un hilo de voz.

—Sí, Mario. Somos novios, ¿no? Supongo que algo has de sentir por mí. ¿O acaso sólo estás jugando conmigo? —preguntó ella de forma malvada.

—¡Cómo crees!

—Bueno, ¿me quieres?, ¿verdad?

—¡Pos claro!

—Pues, dime, ¿por qué me amas?, ¿qué sientes por mí? —volvió ella a la carga.

—¡Pues te quiero! —contestó él de modo triunfal.

—¿Me quieres o me amas, Mario?

—¡Te amo! —respondió él en un tono menos triunfal. Se percataba de una tormenta inminente.

—¡Dudas! ¡No sabes qué sientes por mí, Mario!

—No, no dudo. Te quiero mucho —trató él de aclarar.

—Bueno, si es verdad lo que me dices, explícame qué es lo que sientes por mí. Para saber si me amas o sólo me quieres —ayudó Mariana un poco.

—Pues… siento amor.

—¿Y cómo sabes que lo que sientes por mí es amor? Podrías sentir cualquier otra cosa. No sé:

atracción, capricho, compañerismo, excitación… Quizás hasta me quieras como amiga. Pero no es seguro que sientas amor por mí —abundó ella.

—No, claro que no. Lo que siento es amor porque se siente bonito. Es un sentimiento bonito que nunca antes había sentido.

—¿Sientes bonito? ¿Así describes tu amor por mí? ¿Sólo sientes bonito? —preguntó Mariana.

—Es que eso siento. Mi corazón siente bonito. Si mi corazón pudiera hablar, te diría: «Te amo, Mariana» —trató de ser poético.

—¡Pero tu corazón no habla! —enfatizó Mariana, y prosiguió—. Mejor explícame qué es lo que sientes… si es que realmente me amas.

—Es que me diste toloache, Mariana. Me traes cacheteando las banquetas. Me traes de un ala.

Me pones loco. No puedo dejar de pensar en ti. ¡Me embrujaste! —dijo él atropelladamente.

—¿En serio, Mario? Te pregunté qué sentías por mí y sólo me respondes con frases hechas. ¿Qué significa «cachetear las banquetas»? Eso es feo, ¿no? ¿«Loco»? ¿No que tenías un sentimiento bonito hacia mí? ¿Qué es el toloache? ¡Yo no te di nada! ¡Y me estás diciendo «bruja»! —replicó enojada Mariana—. Mejor dime qué sientes por mí.

Mario no sabía ya qué hacer. Le molestaba no haber respondido la pregunta que le hizo Mariana. Quería decir todo lo que sentía por ella, pero no tenía las palabras para expresarlo. La amaba… ¿pero cómo decírselo?, ¿qué palabras usar para ello? Mariana le pedía que le dijera qué sentía, pero él no sabía cómo hacerlo.

—Es que te necesito a mi lado, Mariana. Eso es lo que siento.

—¿Cómo que «a tu lado»? ¿El derecho o el izquierdo? —dijo ella, de nuevo de forma malvada.

—No, me refiero a que te necesito en mi vida —tradujo Mario.

—¿Entonces tú no me amas, sino tu vida? —preguntó jugueteando—. ¿Y no que me amabas? Primero me dijiste que sentías bonito, después dijiste que me amabas y ahora dices que me necesitas.

—Yo soy mi vida, Mariana… No, mejor… ¡Tú eres mi vida! Te amo porque sin ti no podría vivir. Sin ti no tengo vida —Mario se armó de poesía.

—Sigo sin saber qué quieres decirme, Mario —afirmó un poco escéptica—. ¿Cómo que yo soy tu vida? Yo soy otra persona. Y si fuera tu vida, ¿cómo podrías amarme? Realmente no te entiendo. Creo que sólo juegas con mis sentimientos y me quieres para un rato.

—No. Si lo que siento es que quisiera estar siempre contigo…, a tu lado… —dijo un poco desesperado.

—¿Cómo es que sientes eso por mí? Explícame qué sientes cuando dices que quieres que yo esté siempre junto a ti —pidió ella, entre juguetona y dudosa.

—Es sentir algo bonito que no quieres que se acabe. Un «bonito» que le da sentido a tu vida —aclaró Mario.

—En verdad que no te entiendo nada —expresó tajante Mariana—. Sólo me dices que sientes bonito y que quisieras sentirlo siempre. Es como si me dijeras que yo soy chocolate. ¿Es que te gusta mucho el chocolate, no? ¿A poco no quisieras estar comiéndolo todo el día?

—No. Me gustas más que el chocolate —dijo Mario con presencia de espíritu—. Y lo que siento por ti no se siente igual como cuando quiero seguir comiendo algo que me gusta todo el día.

Como el helado…

—Ya no sé cómo me convenciste de andar contigo —interrumpió ella—. Es más, no recuerdo que me hayas dicho lo que sentías por mí.

—Claro que te lo dije —respondió Mario con seguridad—. Por eso te mandaba canciones de amor. Para decirte lo que sentía por ti.

—Pero, ¿a poco crees que el amor es «eterno»?, ¿o qué significa que el amor sea «tan cierto como el sol»? Además, ¿cómo voy a «enseñarte a ser feliz»? Ni sé qué quieren decir con eso las canciones que me ponías.

—Pues qué te amaba —repitió él, ya fastidiado de que no le creyera.

—¡Y aquí vamos de nuevo! ¡Otra vez la burra al trigo!

—Sí, por eso te dedicaba eso de «esta locura que siento por ti es por mirarte de lejos» y quería acercarme a ti.

—¡Ajá! —exclamó Mariana algo enojada.

—Y te cantaba: «me he entregado a ti. No podré sobrevivir, necesito tu calor» —cantó Mario.

—¡Ajá! —volvió a exclamar ella, casi gritando.

—¿Qué? —preguntó Mario.

—¡No me has dicho qué sientes por mí, Mario! —insistió Mariana.

—Sí te lo dije… —titubeó Mario.

—No es verdad —negó ella recuperando la compostura.

—Lo que siento por ti es amor —sólo atinó a decir él.

—¡No me convences, Mario! —dijo y salió de su cuarto.

Mario de un bocado terminó su helado. Se levantó de la cama y corrió tras Mariana.

 

 

Guía para facilitar el diálogo y la reflexión a partir del texto ¡Dime lo que sientes por mí!

Este material ha sido elaborado siguiendo las tradiciones retóricas y oratorias de argumentación. Así, los conceptos del Aprendizaje 9 son tratados en relación con las posibilidades que dan a la argumentación las técnicas estéticas y lingüísticas de esas tradiciones.

La retórica permite entender la argumentación en un sentido más amplio que la lógica o la dialéctica al aceptar efectos del lenguaje que son considerados negativos y se les excluye por falaces en estas dos disciplinas. Argumentar —como se mantiene en este material— implica tener las capacidades y recursos lingüísticos para transmitir algo. Argumentar implica más que solo las relaciones de comprobación o de inferencia; existe argumentación cuando se busca convencer o se narra. Y a veces la mejor forma de transmitir información es cuando se metaforiza lo que queremos decir.

La historia se desarrolla en relación con la idea de describir un sentimiento o pasión. Se toma la descripción, en términos retóricos, como la estrategia discursiva de presentación y creación de personajes; en este caso:

Mario está enamorado de Mariana. Se usa una descripción cuando se presenta en su aspecto físico, costumbres, ideas o pasiones, a una cosa, un ser o un personaje en una narración. A la descripción se le llama «hipotiposis» cuando se trata de describir un personaje exclusivamente. El problema sobre el que se basa este material es determinar si se puede decir lo que se siente. Muchas veces para argumentar solo es posible usar recursos retóricos. Como en este caso, decir el amor. Por otra parte, se han usado tropos y figuras retóricas como estrategias de descripción. Por ejemplo, se usa una «prosopopeya» cuando Mario le dice a Mariana: «Si mi corazón pudiera hablar, te diría…». Y Mariana desplaza metafóricamente los intentos de Mario para decirle lo que siente. Esto hace que se vuelvan absurdos.

Además, se ha usado la técnica de los lugares comunes, temas estereotipados o clichés que se usan para tratar un tema, para problematizar la cuestión del ordenamiento natural de nuestros discursos y sus argumentos. De allí las referencias a las frases hechas: «dar toloache», «traer a alguien cacheteando las banquetas», «algo que le da sentido a tu vida» o «me embrujaste», entre otras. En este sentido, se utilizan canciones populares como un medio para hablar de pasiones y situaciones.

Planes de discusión Plan de discusión 1. ¿Podemos decir lo que sentimos?

  1. ¿Por qué Mariana quiere que Mario le diga lo que siente por ella?
  2. ¿Mario fue capaz de decirle a Mariana lo que sentía por ella?
  3. ¿Necesitamos que los demás nos digan lo que sienten por nosotros?
  4. ¿Necesitamos decir a los demás lo que sentimos por ellos?
  5. ¿Los demás se enteran de lo que sentimos por ellos solo porque usamos palabras?
  6. ¿Qué diferencia hay entre decir lo que sentimos por una persona y describir eso que sentimos por ella?
  7. ¿Qué significa «describir algo»?
  8. ¿Cómo se describe una cosa? ¿Cómo se describe un sentimiento? ¿Se puede describir lo que sentimos?
  9. ¿Las palabras pueden expresar lo que sentimos? ¿Existen palabras para expresar cada una de las cosas que sentimos?
  10. ¿Lo que sentimos es lo mismo que lo que decimos? Si le digo a alguien «te amo», ¿realmente lo amo?

Plan de discusión 2. ¿Con qué palabras decimos a alguien lo que sentimos?

  1. ¿Por qué Mariana no le creyó a Mario que la amaba?
  2. ¿Qué había en lo que dijo Mario para que Mariana no le creyera?
  3. ¿Por qué Mario no inventó palabras de amor para expresarle a Mariana que la amaba?

¿Inventamos las palabras para decir lo que sentimos?

  1. ¿De dónde sacamos las palabras para decir lo que sentimos?
  2. ¿Se puede enamorar a alguien mandándole canciones o poemas que expresen sentimientos?
  3. ¿Hay canciones o poemas que expresan lo que sentimos?
  4. ¿Hay canciones o poemas que dicen mejor que nosotros mismos lo que sentimos?
  5. ¿Usamos frases para enamorar a alguien? ¿Alguien las inventó o cómo es que existen?

 

Plan de discusión 3. ¿Las palabras pueden hacer que los demás sientan lo que nosotros sentimos?

  1. ¿Por qué Mariana le preguntó a Mario «cómo me convenciste de andar contigo»?
  2. ¿De qué se puede convencer a alguien (un sentimiento, una visión, una creencia…)? ¿Cómo se le puede convencer?
  3. ¿Hay palabras para convencer a alguien de que haga algo?
  4. ¿Se pueden utilizar palabras para que los demás hagan cosas que no querían hacer antes de escucharlas?
  5. ¿Se pueden usar palabras para que los demás crean cosas que no creían antes de escuchar esas palabras?
  6. ¿Por qué con las palabras se puede lograr que las personas hagan cosas que no querían realizar antes de escucharlas?
  7. ¿Las palabras pueden hacer que los demás sientan lo que nosotros sentimos?
  8. ¿Las palabras pueden hacer que sientas algo que no habías sentido antes?
  9. ¿Las palabras pueden hacer que creamos en algo que antes no creíamos?

 

Ejercicios

 

 

Ejercicio 1. Ensayar diversas formas de presentar un argumento hasta
encontrar la más común.

 

1.1. Instrucciones.

A)    En las siguientes líneas, describir el sabor del helado favorito de manera que se le antoje a quien escuche la descripción.

________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

B)    Comparar las descripciones que se hicieron en el grupo.

C)    Determinar cuáles son los elementos en común y cuáles los diferentes en cada descripción.

D)    Responder: ¿Qué palabras usaron para describir el sabor? ¿Por qué lo describieron así? ¿Cuál de las descripciones es la mejor? ¿Por qué?

 

1.2. A continuación hay una serie de palabras que corresponden a sentimientos o pasiones.

 

Instrucciones.

 

A)    Responder: ¿con qué palabras se describirían esas pasiones o sentimientos?

B)    Al menos se deben proponer tres palabras.

 

 

Pasión o sentimiento

Palabra 1

Palabra 2

Palabra 3

Desolación

 

 

 

Avaricia

 

 

 

Desesperación

 

 

 

Alegría

 

 

 

Ternura

 

 

 

 

 

C)    Comparar las palabras que se usaron en el grupo.

D)    Responder: ¿en qué casos la descripción que se generaría con esas palabras es metafórica? ¿En qué casos la descripción que se podría hacer con esas palabras es una descripción que se puede usar? ¿En qué casos esa descripción resultaría en un absurdo?

 

1.3.
Instrucciones.

 

A)    Leer las siguientes palabras (que se relacionan con sentimientos o pasiones).

B)    Responder: ¿qué canciones o poemas conoces que traten sobre esas pasiones o sentimientos?

C)    Mencionar al menos dos canciones o poemas.

 

 

Pasión o sentimiento

Canción o poema 1

Canción o poema 2

Desamor

 

 

Odio

 

 

Desdén

 

 

Incertidumbre

 

 

Deseo

 

 

 

 D)    Comparar las canciones o poemas que proponen los compañeros.

E)    Responder: ¿en qué casos se describe el amor? ¿En qué casos se hace la descripción de otro sentimiento o pasión?

Ejercicio 2. Recuperar las intenciones con las que fue escrito un texto.

2.1. Instrucciones.

A) Escribir con palabras propias el siguiente poema de la griega Safo. Se pueden usar sinónimos.

 

Me parece igual de un dios, el
hombre

que frente a ti se sienta, y tan de
cerca

te escucha absorto hablarle con
dulzura

y reírte con amor.

 

Eso, no miento, no, me sobresalta

dentro del pecho el corazón; pues
cuando

te miro un solo instante, ya no
puedo

decir ni una palabra

 

la lengua se me hiela, y un sutil

fuego no tarda en recorrer mi piel,

mis ojos no ven nada, y el oído

me zumba, y un sudor

 

frío me cubre, y un temblor me agita

todo el cuerpo, y estoy, más que la
hierba

pálida, y siento que me falta poco

para quedarme muerta.

 

Mas si así son las cosas, todo ha de
sufrirse…

(Ejemplo)
Id
éntico
a un ser divino, el varón

que
delante de ti se encuentra, y muy pró
ximo

te presta atención encantado al decirle
palabras bellas y sonríes con afecto.

 

 

 

C)    Comparar los textos resultantes.

D)    Responder: ¿las frases que se usaron y las que tiene el poema original expresan lo mismo? ¿Cambió el sentido de lo que dice el poema al cambiarle las palabras? ¿Lo que escribiste tú y lo que escribieron tus compañeros expresa lo mismo?

2.2. Instrucciones.

A)    Elegir las frases con las que la poetisa Safo describir el amor.

B)    Transcribir las frases.

C)    Comparar las frases.

D)    Responder: ¿transcribieron las mismas frases tus compañeros y tú? Si es así, ¿tienen la misma idea de lo que es el amor? Si no es así, ¿creen que podrían describir el amor de una mejor manera?

2.3. Instrucciones.

A) Leer el poema Alma venturosa del argentino Leopoldo Lugones:

 

 

Al promediar la tarde de aquel día,

cuando iba mi habitual adiós a darte,

fue una vaga congoja de dejarte

lo que me hizo saber que te quería.

 

Tu alma, sin comprenderlo, ya sabía…

con tu rubor me
ilumin
ó
al hablarte,

y al separarnos te pusiste aparte

del grupo, amedrentada todavía.

 

Fue silencio y temblor nuestra
sorpresa,

mas ya la plenitud de la promesa

nos infundía un júbilo tan blando,

 

que nuestros labios suspiraron quedos…

y tu alma estremecíase en tus dedos

como si se estuviera deshojando.

 

B)    Describir el sentimiento de amor que presenta en el poema de Leopoldo Lugones:

C)    Leer la letra de la canción Amor eterno del cantante mexicano Juan Gabriel:

 

Tú eres la tristeza de mis ojos

que lloran en silencio por tu amor.

Me miro en el espejo y veo en mi
rostro

el tiempo que he sufrido por tu adiós.

 

Obligo a que te olvide el pensamiento,

pues siempre estoy pensando en el ayer.

Prefiero estar dormido que despierto

de tanto que me duele que no estés.

 

Cómo quisiera que tú vivieras,

que tus ojitos jamás se hubieran

cerrado nunca y estar mirándolos.

 

Amor eterno e inolvidable.

Tarde o temprano estaré contigo

para seguir amándonos.

 

Yo he sufrido tanto por tu ausencia

que desde ese día hasta hoy no soy
feliz.

Y aunque tengo tranquila mi conciencia,

sé que pude haber yo hecho más por ti.

 

Oscura soledad estoy viviendo.

La misma soledad de tu sepulcro.

Tú eres el amor del cual yo tengo

el más triste recuerdo de Acapulco.

 

Cómo quisiera que tú vivieras.

Que tus ojitos jamás se hubieran

cerrado nunca y estar mirándolos.

Amor eterno e inolvidable.

Tarde o temprano estaré contigo

para seguir amándonos.

 

D)    Comparar el amor que se describe en la canción de Juan Gabriel y el que se describe en el poema de Leopoldo Lugones.

E)    Indicar qué se ha tomado en cuenta para hacer la comparación.

F)    Responder. ¿Qué describe cada una? ¿Se trata del mismo sentimiento o pasión lo que describen ambos textos? ¿Cuál convence de creer o de hacer algo? ¿Cuál describe mejor (es más entendible)? ¿Cuál expresa mejor (refleja más o mejor lo que se siente/piensa)? ¿Con cuál de las dos más fácilmente se enamoraría a alguien?

Ejercicio 3. Presentar argumentos en contra de otros que sean contrarios a su postura.

3.1.

Instrucciones.

A)    Leer el fragmento de la carta X, Ariadna a Teseo, escrita por el poeta romano Ovidio:

Me has mostrado que cualquier linaje
de fieras es más tratable que tú. ¡A nadie podía haberme confiado peor que a
ti! Las palabras que estás leyendo te las envío, Teseo, desde aquella playa
de las que las velas se llevaron tu nave sin mí, y en la que para mi
desgracia me traicionó mi sueño, y tú, que te conjuraste criminalmente con mi
sueño.

 

Era el momento en que la cristalina
escarcha comienza a salpicar la tierra, y las aves a quejarse, ocultas entre
el follaje. Aún no despierta del todo, amodorrada por el sueño, moví mis
manos, incorporándome, para abrazar a Teseo. No había nadie. Retiro mis manos
y por segunda vez palpo y muevo los brazos por el lecho. No había nadie. Los
temores sacudieron el sueño; aterrorizada me levanto, y mis miembros se
lanzaron fuera del lecho solitario. Enseguida resonó mi pecho al golpe de las
palmas y, según me encontraba, despeinada por haber estado durmiendo, me
arranqué los cabellos. Había luna. Miro por si puedo ver algo que no sea la
playa, pero mis ojos no tienen nada que mirar que no sea la playa. Unas veces
hacia aquí, otras hacia allí y hacia ambos lados corro sin orden, y la espesa
arena refrena mis pies de muchacha. Mientras tanto, cuando gritaba por toda
la playa: «¡Teseo!», los huecos roquedales me devolvían tu nombre, y cuantas
veces yo te llamaba, te llamaba otras tanta el lugar mismo; el mismo lugar
quería prestar ayuda a la desgraciada. Había un monte; se divisan en lo alto
unos pocos matorrales; desde ahí cuelga un escollo, roído por las sonoras
aguas. Lo escalo. El coraje me daba fuerzas. Y así puedo medir con la mirada
la alta mar en toda su extensión. Desde allí —pues también los vientos fueron
crueles conmigo— contemplé los lienzos tensos por el arrebatado Noto. O los
vi, o tal vez fue que creí haberlos visto. Me quedé más fría que el hielo y
apenas viva. Pero el dolor no me deja languidecer por más tiempo. Me siento
excitada por él, me siento excitada y llamo a Teseo con la fuerza de mi voz.
«¿A dónde te escapas?» grito, «¡Vuelve, criminal Teseo! ¡Da vuelta a tu nave!
¡No tiene completa su tripulación!» Eso dije. Lo que faltaba a mi voz lo
completaba con gemidos. Los golpes que me daba se mezclaban con mis palabras.
Para que al menos pudieras verme, si es que no me oías, mis manos agitándose
te hicieron señales desde lejos. Y puse una tela blanca en una larga vara
para avisar de ese modo a quienes se habían olvidado de mí. Pero ya te habías
arrancado a mis ojos. Entonces, por fin, lloré, pues antes el dolor había
paralizado mis ojos delicados. ¿Qué mejor podían hacer mis ojos sino llorar
por mí, después que habían dejado de ver tus velas? Y deambulaba sola con los
cabellos sueltos, como una Bacante impulsada por el dios ogigio, o bien me
sentaba, yerta, sobre una piedra, mirando al mar, y era yo tan piedra como la
piedra misma sobre la que me sentaba. Una y otra vez vuelvo al lecho que nos
había acogido a los dos, pero que no iba a mostrarnos nunca acogidos en él, y
en vez de tocarte a ti, toco lo único que puedo, tus huellas y el colchón que
tus miembros habían calentado. Me tumbo y sobre el lecho, que chorreaba de
las lágrimas que yo había vertido, exclamo: «¡Dos estuvimos encima de ti, haz
que volvamos los dos! Vinimos aquí juntos, ¿por qué no nos vamos juntos de
aquí? ¡Lecho traidor!, ¿dónde está la mayor parte de mí?».

 

¿Qué haré? ¿A dónde me dirigiré yo
sola?

 

B)    Describir lo que siente el personaje que escribe la carta.

C)    Escribir una carta (de una cuartilla) en la que se responda al personaje de la carta (Ariadna).

D)    Antes de escribirla, responder las siguientes preguntas: ¿Qué palabras usarías? ¿Qué le contestarías? ¿La consolarías? ¿Con qué palabras se consuela a las personas por la pérdida de amor? ¿Le pedirías que aceptara su situación y entrara en razón? ¿Con qué palabras se pide a alguien que entre en razón por su pérdida de amor? ¿Le dirías que se vengue? ¿Con qué palabras se alienta a alguien para que tome venganza por su amor abandonado?

 

 Sugerencias de lectura para los
estudiantes.

Ovidio (1994). Cartas de las heroínas; Ibis. Madrid: Gredos.

Se
trata de una de las obras más interesantes y simples para tratar los lugares
comunes para poder hablar del amor y del desamor. Son textos muy sencillos,
pero que cuentan con un gran poder de persuasión.

 

Gorgias (1980). “Encomio de
Helena
, en Fragmentos. México: UNAM.

Se
trata del texto básico para comenzar a estudiar el concepto de persuasión o
convencimiento. Todo el texto se encuentra sobre la idea del poder de las
palabras y de la experiencia o inexperiencia para relacionarse con ellas.

 

Platón (1998). “Primer discurso”, en Diálogos, vol. III. Fedón, Banquete, Fedro. Madrid: Gredos.

Un
texto muy interesante para los estudiantes, pues defiende una tesis sobre el
amor exactamente opuesta a la que encontramos por todas partes: debes
entregarte a quien no te ama antes de a quien te ama. Los argumentos que
aportan son muy divertidos —como el de que el enamorado está enfermo— y les
permiten vislumbrar la construcción de un discurso argumentado.

 

Dión de Prusa (1998).Sobre la tristeza”, en Discursos XII—
XXXV
.
Madrid: Gredos.

Se
trata de un texto raro en la tradición antigua pues trata de una pasión
negativa y menor, pero por ello mismo muestra una forma de abordarla de manera
diversa que en las concepciones psicologizantes de la actualidad. Toda la
cuestión es relacionar la tristeza con el ideal de un individuo feliz o
virtuoso.

 

 

Para
leer más.

 

Aristóteles. (2000) Retórica. Barcelona: Gredos.

—(2008) “Refutaciones sofísticas, en Tratados de lógica. Madrid: Gredos.

 

Barthes,
Roland. (1997).
La retórica antigua” en La aventura semiológica. Barcelona: Paidós.

 

Beristáin, Helena y Ramírez Vidal, Gerardo (comps.) (2009) Ensayos sobre la tradición retórica. México: UNAM – Instituto de
investigaciones filoló
gicas.

—(2005) Los ejes de la retórica. México: UNAM, Instituto de
investigaciones filoló
gicas,.

(1999) Diccionario de retórica y poética. México: Porrúa.

 

de Man, Paul. (1998) La ideología
est
ética. Madrid: Cátedra.

 

(1990) Alegorías de la lectura. Lenguaje figurado
en Rousseau, Nietzsche, Rilke y Proust
. Barcelona: Editorial Lumen.

Lausberg, Heinrich. (1993). Elementos de retórica literaria. Madrid, Gredos.

 

Lledó, Emilio (1996) La
memoria del logos
, Madrid: Taurus.

 

Marco Fabio Quintiliano. (1999) Institución oratoria. México: CONACULTA.

 

Nietzsche, Friedrich. (1974) El libro del filósofo seguido de
Ret
órica y lenguaje. Madrid: Taurus.

 

Perelman, Chaim y L. Olbrechts—Tyteca,
(1989)
Tratado de la argumentación. Madrid: Gredos.

 

Ramírez Vidal, Gerardo, (ed). (2008). Conceptos y objetos de la retórica
ayer y hoy. Homenaje a Paola Vianello de Córdova
. México: UNAM – Instituto de
investigaciones filoló
gicas.