Luvina y la medalla de oro

Entre profes...’s Docs Luvina y la medalla de oro

Aprendizaje 3. Reconocer las presunciones e intenciones en la interacción argumentativa

Versión 250815

Luvina y la medalla de oro

Marco Antonio Hernández Ramírez

La tarde cae sobre las aceras que, sin sombras donde ocultarse, cruzan aquel paraje hasta donde fue construido el bachillerato tecnológico en el que estudia Mariano. Como todos los de su turno, Mariano, al terminar el día, prefiere regresar caminando a casa, ya con la tranquilidad de no tener que correr para llegar a tiempo a la primera clase.

Esta tarde, Mariano decide pasar al mercado que está cerca de la plaza, para comprar un vaso con fruta a la que gusta siempre ponerle mucho chile piquín. Sale del mercado. Ya camino a casa, encuentra a Nube, una de las compañeras más destacadas de su grupo por su dedicación, viveza y fraternidad.

—¿Quieres un poco? —dice Mariano al tiempo que extiende su vaso con fruta a Nube.

—No, gracias. Me están esperando en la casa. Voy a comer con mi familia —responde Nube al tiempo que camina y mira un cuaderno. Mariano sigue comiendo su fruta. Después de un momento, pregunta a Nube si le ha quedado clara la distinción que la profesora de Álgebra había hecho de las formas de factorizar un polinomio.

—No entiendo por qué debemos estudiar factorización antes de pasar a la división de polinomios. Si los métodos de división sintética y de Ruffini son tan útiles, no veo por qué detenernos en algo que después dejaremos atrás. A mí, en lo personal, me gustaría dividir polinomios de manera inmediata y no perder el tiempo con la factorización.

—No creo que estemos perdiendo el tiempo —dice Nube—, lo que la maestra Cecilia trató de hacernos entender es que hay ciertos conocimientos que ella presume en nosotros para tratar ciertos temas. En el caso de los métodos de división de polinomios, el curso parte de que tú ya sabes factorizar.

Mariano se queda pensando un momento y le revira a Nube.

—Perdóname, no quiero ser tan quisquilloso con los términos que usas, como la maestra de LEOyE o tu amiga Luvina. Por cierto, parece que fue dada de baja porque hace más de un mes que no la veo. No sabes cómo me divertía compitiendo con ella a deletrear palabras como «otorrinolaringólogo», al derecho y al revés. Pero, volviendo al asunto, ¿qué es presumir? Suena a vanagloria, engreimiento o soberbia… a sentirse el muy-muy.

Nube mira a Mariano con ojos de ternura y le responde.

—Nuestro idioma es un bosque. Un bosque vasto, hermoso y lleno de vida. Luvina y yo a menudo platicamos de su riqueza y profundidad. Y en lugar de andar com-pi-tien-do, ambas tratamos de aprender más de nuestro idioma juntas. A mí, en lo particular, me gustaría algún día escribir poemas como los de Sor Juana Inés… «Piramidal, funesta de la tierra nacida sombra, al cielo encaminaba de vanos obeliscos punta altiva…» —Nube suspira—. Pero creo adivinar tu inquietud. Es más, creo poder aclarar tu duda. Esto ya lo discutí antes con Luvina y llegamos a la conclusión de que una simple preposición hace la diferencia entre el sentido que tú le das a «presunción». Para ti es como soberbia. Pero hay otro sentido. Con este otro sentido, «presunción» tiene un sesgo lógico. Se parece al uso que la maestra Cecilia le da a «presunción» cuando presume que ya tienes conocimiento de la factorización para la división de polinomios. El uso de la maestra Cecilia es muy distinto a que se diga con una preposición. Una simple preposición hace la diferencia: «Félix presume de buen lector», «Mariano presume de muy culto».

—¡Nube, no me ofendas! Lo de Luvina es puro juego, y a ella, que yo sepa, no le incomoda. Siempre me ganaba. Lástima que ya dejó el bachillerato —hay un tono de tristeza en la voz de Mariano.    

—Justo ahora acabas de hacer uso de una presunción. Tú presumes que ella dejó el bachillerato, pero yo sé que tu presunción es falsa. Y te voy a decir por qué es falsa. Pero, ya que tocaste el tema, te digo algo más de lo que te perdiste por llegar tarde a clases. Hay presunciones que son muy importantes, como la de verdad. Yo confío que todo lo que dices es verdad y tú confías en que todo lo que te digo es verdad. Si no fuera así, tendríamos que interrumpir nuestra conversación a cada momento para verificar todo lo que decimos. También existe la presunción de valor: ambos presumimos que solo hablamos de cosas que tienen relación con lo que estamos hablando. De igual manera, sucede cada vez que realizamos un razonamiento o argumentación, partimos de ciertas presunciones para poder darle fluidez a nuestro razonamiento. Déjame darte un ejemplo usando una historia que leímos en LEOyE el miércoles pasado en que, para variar, llegaste tarde. Mira, cuando una persona ha desaparecido por veinte años, una clara presunción es que esa persona está muerta. ¿Recuerdas a Ulises? Ulises ha estado desaparecido por veinte años. Así que todos los pretendientes de Penélope pueden presumir que Ulises ha muerto, y como no hay noticias de él hace tiempo, no hay razón para pensar que esta presunción tenga que ser puesta en duda. Muy a pesar de Penélope, debemos concluir que Ulises está muerto.

—Pero, ¡Ulises no está muerto! —exclama Mariano—. Eso es erróneo. Yo también leo y conozco la historia: después de años de vagar, Atenea logra llevarlo sano y salvo de regreso a las playas de Ítaca donde todos, erróneamente, creen o presumen —Mariano dibuja unas comillas en el aire con los dedos índice y medio de ambas manos— que él ha muerto.

—¡Exacto! —dice Nube—. Para tu información, Luvina no ha abandonado la escuela ni está dada de baja. La maestra Cecilia le propuso al maestro Valentín que Luvina represente a nuestra escuela en la Olimpiada de Lógica. El maestro tomó en consideración la propuesta y ahora Luvina está haciendo un muy buen papel.

—¿Olimpiada de Lógica? ¡Órale! Yo había oído hablar de Juegos Panamericanos, Mundiales y olimpiadas deportivas… pero, ¿Olimpiada de Lógica? ¿Cómo fue Luvina a meterse en eso? Yo no creo que la esté pasando bien. ¿La obligó la maestra Cecilia? ¿Cuántos puntos le va a dar?

—Mariano, en ocasiones las personas toman decisiones por la fuerza, es cierto. Pero también se toman decisiones por reflexiones que poco tienen que ver con la imposición —Nube guarda el cuaderno en su mochila y saca un llavero con un número primo de llaves menor a diez y mayor que cinco—. El argumento que la maestra Cecilia le dio a Luvina para participar en la olimpiada terminó por convencerla. 

—¿Argumento? —Mariano hace rato que ha dejado de comer fruta, y el palillo con el que la tomó ha disminuido de tamaño entre sus dedos y dientes—. ¿Quieres decir que no fue necesario que le ofreciera puntos? ¿O la exentará para participar en la olimpiada esa?

—No, Mariano. Nada de eso fue necesario ante el argumento que la maestra Cecilia le dio. Aparte de la manera en que la maestra lo haya dicho, ocupó un argumento. Y algo bonito de los argumentos es que, cuando son buenos, son capaces de convencer a las personas e influir en sus actos. Argumentar, Mariano, es la manera más racional de convencer a una persona de nuestros puntos de vista. Además, es una parte fundamental en la construcción de acuerdos o para disuadir a quien está equivocado en sus creencias o actitudes. Incluso, Mariano, cuando nosotros tenemos una creencia y no somos capaces de proporcionar un buen argumento en favor de ella, se muestra que esa creencia es irracional y no tiene fundamento. En este caso particular, la intención de la maestra Cecilia era que Luvina participara en la olimpiada, así que fue construyendo su argumento para que Luvina se convenciera y aceptara representar a nuestra escuela.

—O sea, se convenció por las buenas. Vaya, creo que ahora entiendo. ¡Qué tipos! Cuando Bruno y Dante le decían a Luvina que la lógica es un conocimiento inútil, que quién les compartiría su desayuno, que reprobarían por su culpa si ella se iba, que quién les ayudaría a hacer su tarea, en realidad argumentaban para que Luvina no fuera a la olimpiada. ¿Estaban tratando de disuadirla?

—Supongo que intentaron disuadirla de aceptar. No estoy segura que sus opiniones se puedan considerar argumentos, pero es claro que esos dos son unos chantajistas de primera y, obviamente, no respetaron la presunción de verdad —dice Nube mientras abre la reja de su casa—. En todo caso, creo que Luvina sopesó el argumento que la maestra Cecilia le brindó y lo contrastó con sus propias razones y las que Dante y Bruno pudieron haberle dado. Al final, Luvina tomó una decisión racional al respecto. Bueno, me tengo que ir. ¿Quieres acompañarnos a comer?

—No. Muchas gracias, Nube. Ya me despertaste la curiosidad y voy a buscar información sobre la próxima Olimpiada de Lógica. Yo tengo razones suficientes para creer que Luvina se traerá la medalla de oro para nuestra escuela, pero no veo por qué me he de quedar atrás y tampoco entiendo por qué nadie me invitó a participar.

—Mariano, te pierdes de muchas cosas cada vez que llegas tarde a la escuela —dice Nube, hace con la mano la seña de adiós y cierra suavemente el portón. 

Guía para facilitar el diálogo a partir del texto Luvina y la medalla de oro

En el texto Luvina y la medalla de oro se trata el papel de las presunciones y las intenciones en la interacción argumentativa. Las presunciones están muy ligadas a lo que generalmente se puede considerar normal o creíble en ciertos contextos. En estos contextos, si no hay evidencia en contra, lo que se considera normal es lo verdadero. En este sentido, lo normal se transforma en la base sobre la cual se desarrollan nuestros razonamientos. Recuperamos algunas presunciones que Perelman considera de uso corriente: «La presunción de que la calidad de un acto manifiesta la de la persona que lo ha presentado; la presunción de credulidad natural que hace que nuestro primer movimiento sea aceptar como verdadero lo que se nos dice, y en la medida en que no tenemos razón para desconfiar…» Dicho de otra manera, siempre que conversamos con una persona, se da como presunción que tanto nuestro interlocutor como nosotros mismo hablamos con la verdad y que no hay razón para dudar de ello, a menos que algo nos indique que se ha violado esa presunción (la aparición de una contradicción, por ejemplo). Y cuando nos percatamos de que se ha roto esa presunción, iniciamos una argumentación. Además de la presunción de verdad y de valor que Nube comenta, existe la presunción de entendimiento: al hablar con alguien presumimos que ambos estamos empleando el lenguaje de la misma manera. Cuando nos percatamos de que lo estamos usando de modo diferente, nos damos cuenta que se ha roto la presunción de entendimiento.

El razonamiento presuntivo tiene una amplia aplicación en el derecho; la presunción de inocencia es parte central del debido proceso. La presunción de inocencia garantiza que se debe probar la culpabilidad del indiciado y no su inocencia. 

Por otra parte, los argumentos persiguen el fin específico de lograr el asentimiento a la tesis sostenida en la conclusión. Lo anterior abre una distinción que es importante tener en cuenta entre convencer, persuadir y disuadir.

De acuerdo con Perelman, si nuestra preocupación está centrada en el resultado, entonces persuadir está encima del convencimiento. Pero si lo que nos preocupa es la racionalidad de la aceptación de la tesis, entonces el convencimiento priva sobre la persuasión. La persuasión, en términos generales, tiende a propósitos específicos: no fumar, no abandonar la escuela, no ir a esa fiesta el viernes. La convicción supone el asentimiento de cualquier persona racional en todo contexto: no tirar basura en la calle, no arrojar piedras a los pajaritos, participar en la Olimpiada de Lógica. En todo caso, la distinción entre persuasión y disuasión es mucho más sutil.

La disuasión va acompañada de un carácter negativo, mientras que la persuasión imprime un carácter positivo: «Lo persuadí de estudiar hasta muy tarde para el examen final», «Lo disuadí de no dejar de estudiar para su examen final». Esta disuasión y esta persuasión no son necesarias para el que está convencido de estudiar antes de cualquier examen. 

Los argumentos cumplen una función muy específica en nuestras relaciones y son necesarios porque todos pensamos diferente y tenemos diferentes puntos de vista. La argumentación nos permite llegar a consensos y acuerdos, convencer a las personas de adoptar alguna actitud o creencia de manera racional, persuadirlas o disuadirlas de alguna actitud o creencia erróneas. Por ejemplo, para convencer a una persona de no fumar podemos acudir a estudios sobre la relación entre fumar y el cáncer, señalar que los grandes atletas (Messi, Maywether, Gebrselassi) son no fumadores, etc. Para persuadirla, diríamos: «evita fumar y cuidarás tu salud»; para disuadirla, «si fumas, seguramente enfermarás y morirás de cáncer».

Plan de discusión 1. Convencer o acordar.

Este plan de discusión intenta destacar la relevancia de los argumentos como un medio racional para conseguir fines.

1. Si entre tus compañeros existe una diferencia con respecto a estudiar o ir a jugar el fin de semana, sabiendo que hay examen el lunes, para decidir qué hacer, ¿hay necesidad de acuerdo o de convencimiento?

2. Se necesita que tus compañeros den fruta para la ofrenda del Día de Muertos. ¿Cómo se obtendrá la fruta?, ¿por acuerdo o por convencimiento?

3. Hay que reponer una clase perdida. Tenemos dos opciones: reponerla el fin de semana o quedarse un día más tiempo de la cuenta. Para reponer la clase, ¿hay necesidad de acuerdo o de convencimiento?

4. ¿Qué es un acuerdo?

5. ¿Sobre qué tipo de cosas podemos establecer acuerdos?

6. ¿Se puede llegar a un acuerdo sin dar razones?

7. ¿Qué es una diferencia o discrepancia?

8. Usualmente, ¿sobre qué tipo de situaciones tienes discrepancias?

9. Al solucionar una discrepancia pueden darse razones o imponerse, ¿siempre es necesario dar razones?

10. ¿Cuál es la diferencia entre dar razones e imponerse?

Plan de discusión 2. Presunciones e inicio de argumentación.

En este plan de discusión se tratará de analizar la manera en que las presunciones se relacionan con las inferencias que hacemos del entorno, y cómo trabajan cuando se toman como base para elaborar acciones o para iniciar argumentaciones.

1. Pasas frente al consultorio médico y ves a Javier, tu compañero de grupo, en la sala de espera. Al día siguiente, no llega a clases. ¿Qué podrías presumir con respecto a él?

2. La maestra de LEOyE ha pedido conformar equipos para trabajar durante el semestre ¿Incorporarías en el tuyo a Javier?

3. Si la maestra ha dicho que solo los que estén presentes pueden formar parte de los equipos, ¿qué razones o argumento le darías a la maestra para incorporar a Javier en el tuyo?

4. Pedro no trajo la tarea de Álgebra y te pide que se la pases. Sabes que él estuvo un día antes jugando en la computadora en lugar de hacerla. Pedro dice que estuvo enfermo, ¿Se la pasarías?, ¿qué argumentarías?

5. La maestra de Química usa lenguaje poético para explicar las reacciones entre elementos, ¿tendrá necesidad de argumentar? ¿Algo cambia si ella aclara que utilizará un lenguaje figurativo?   

6. No tienes razones de peso para no asistir a la reposición de clase el fin de semana. Aun así, insistes en estar en contra, ¿alguien detectará que es necesario argumentar? ¿Por qué?

7. No estás convencido de asistir el fin de semana a la reposición de la clase. Aun así, ¿serías capaz de argumentar en favor de ir a la clase el fin de semana?

8. ¿Qué pasa si, al hablar, se dicen cosas falsas y uno de los hablantes se da cuenta? ¿Iniciará una argumentación? ¿Con respecto a qué argumentará?

9. Además de tener la intención de convencer o llegar a acuerdos, ¿en qué otras situaciones podemos iniciar una argumentación?

Ejercicios

Ejercicio 1. Identificar la intención con la que se inicia una argumentación.

Hay intenciones detrás de cada argumento. El propósito de este ejercicio es ver cómo las argumentaciones pueden tener la intención de convencer, persuadir o disuadir a una persona de sus creencias o acciones.

Instrucción. Responder lo que se pregunta al final de cada ítem.

1. Luvina no está segura de asistir a la Olimpiada de Lógica. La maestra Cecilia trata de convencerla racionalmente de que represente a su escuela. Para convencerla solo debe ocupar enunciados verdaderos que Luvina podría constatar, ¿qué enunciados empleará?

2. Lo que se le ha dicho a Luvina para convencerla, en conjunto, forma un argumento cuya intención y conclusión es que Luvina acceda a representar a su escuela en la Olimpiada de Lógica. ¿Qué enunciados verdaderos podría emplear ella para negarse?

3. Luvina accedió a representar a su plantel en la Olimpiada de Lógica, pero Dante y Bruno no quieren que ella asista. ¿Qué enunciados constatativos pueden persuadir a Luvina de asistir? ¿Qué enunciados constatativos pueden disuadirla de asistir?     

4. Los enunciados persuasivos y los enunciados disuasivos, cada uno en su conjunto, conforman argumentos cuya intención es evitar que Luvina vaya a la Olimpiada de Lógica. ¿Cuál de los dos parece más eficaz? 

5. ¿La persuasión y la disuasión son necesariamente racionales? Proponer ejemplos en los que no necesariamente sea así.

Ejercicio 2.

En este conjunto de ejercicios se trabaja con formas sencillas de argumento. Es propósito de A2 identificar premisas y conclusión, por lo que estos ejercicios se enfocan en la estructura y conexión lógica de los argumentos.

1. La intención de la maestra Cecilia es contraria a las intenciones de Bruno y Dante. ¿Cuál de los siguientes enunciados puede ser una premisa para el argumento de la maestra Cecilia?

a) La olimpiada te quitará tiempo para Álgebra, Química e Inglés.

b) La lógica es un conocimiento con amplias aplicaciones tecnológicas.

c) Las mujeres solo deben competir en certámenes de belleza.

d) Los viajes ilustran.

2. La intención de la maestra Cecilia es contraria a las intenciones de Bruno y Dante. ¿Cuál de los siguientes enunciados puede ser una premisa para el argumento de Bruno y Dante?

a) La olimpiada será en otro estado.

b) La lógica no es tan interesante como la danza.

c) Necesitamos tu ayuda para hacer la tarea de Álgebra.

d) Viajar siempre es cansado y caro.

3.  La acusación y la defensa no pueden versar sobre el hecho de morir, puesto que la naturaleza con voto manifiesto ha decretado la muerte a todos los mortales desde el mismo día de su nacimiento. La cuestión se refiere al honor y al deshonor: si yo debo morir de modo natural o ser condenado a muerte manchado de las máximas infamias y la más vergonzosa acusación.

El argumento de Gorgias tiene la clara intención de…

a) Salvar la vida.

b) Apelar a la compasión.

c) Reivindicar el honor.

d) Cumplir el destino natural.

La respuesta que se ha elegido, ¿es un ejemplo de persuadir, disuadir, convencer o acordar?

4. Cuando Obama afirma que los países que ayuden a Snowden podrían sufrir consecuencias, está construyendo un argumento con la intención de…

a) Persuadir.

b) Disuadir. 

c) Convencer.

d) Acordar. 

5. Nada existe. Si algo existe, no se podría conocer. Si se pudiera conocer, no se podría comunicar. Si se pudiera comunicar, nadie lo entendería. Luego, nada existe.

La intención del argumento de Gorgias es…

a) Persuadir.

b) Disuadir.

c) Convencer.

d) Distraer.

Ejercicio 3. Identificar cuándo inicia una argumentación.

Al romperse las presunciones del lenguaje (verdad, entendimiento o valor) se origina la necesidad de argumentar si se quiere lograr un fin común con el interlocutor. En este ejercicio se analizan algunas situaciones en donde es necesario argumentar cuándo se violan estas presunciones.

Instrucción. Responder lo que se pregunta en cada ítem.

1. Supongamos que estás platicando con Pedro sobre factorizar un trinomio cuadrado perfecto y repentinamente te dice que para factorizar es necesario conocer el número atómico de los factores. ¿Qué presunción está rompiendo?    

2. Pedro te pregunta si es correcta su apreciación con respecto al número atómico de los factores, ¿qué responderías? ¿Qué presunción del lenguaje violarías si sostuvieras que es necesario el número atómico de los factores para factorizar? 

3. Estés o no de acuerdo con Pedro, ya estás en el plano de la argumentación. ¿Qué razones le darías a Pedro para usar o no un número atómico para los factores? Da al menos tres razones.

4. ¿Crees que tus razones persuadirían a Pedro de no usar más el número atómico para los factores?

5. La maestra de LEOyE le pregunta a Bruno si leyó el texto de tarea, y él responde «¡Ya vio qué bonita está la tarde! No hace frío ni hace calor». ¿Qué presunción está rompiendo?

6. En el caso de la maestra de LEOyE y Bruno, ¿qué puede concluir la maestra de la respuesta de Bruno?

7. ¿Cuáles son las premisas del argumento de la maestra?

Ejercicio 4. Diferenciar usos de presumir.

1. Presunción y petulancia.

Este ejercicio se orienta a distinguir presunción en el sentido lógico y presunción en el sentido de petulancia o altanería.

Instrucción. En el siguiente grupo de enunciados figura la palabra «presunción». Señala con una L los que consideres que usan el sentido lógico y con una A los que lo utilicen en sentido de alarde.

a) Miguel, estando ausente, presume la paz de su familia.

b) Mariano presume la inteligencia de Luvina.

c) Bruno presume de autosuficiencia.

d) Nube no acepta fruta porque presume que comerá en casa.

e) Dante presume de saber álgebra.

f) Nube presume de estudiar su lengua materna.

2. En una plática con Bruno, nos percatamos que se ha violado la presunción de verdad cuando…

a) Bruno está sonriente.

b) Bruno se contradice.

c) El lenguaje de Bruno es fluido.

d) Bruno permanece inmóvil.

3. La presunción de inocencia es un derecho de todos los ciudadanos, por lo tanto, si Dante es acusado de robar una gallina, las autoridades deben…

a) Convencer a Dante de regresar la gallina.

b) Demostrar que Dante es culpable.

c) Verificar si la gallina puso huevos.

d) Buscar la gallina en todos los corrales.

4. Has hecho la presunción de que tu compañera Luisa está enferma porque la viste en el sanatorio, no llegó a clase y es enfermiza. ¿Cuál de la siguiente evidencia reforzaría tu presunción?

a) El clima está muy frío.

b) Tres compañeros más están ausentes.

c) Tú también tienes resfriado.

d) La madre de Luisa estuvo esta mañana hablando con la orientadora. 

   

5. ¿Cuál evidencia, al saberla, invalidaría la presunción que has dado en 4?

a) La hermana mayor de Luisa estaba a punto de dar a luz.

b) No es época de frío.

c) Luisa falta seguido a la escuela.

d) La madre de Luisa es hipocondríaca

Sugerencias de lectura para el profesor

Eemeren, van E., Grootendorst, R. & Snoeck, F. (2006) Argumentación. Buenos Aires: Biblos.

Plantin, Ch. (2012) La argumentación. Buenos Aires: Biblos

Quine, W.V (1981) Los métodos de la lógica. España: Ariel, Colección Convivium.

Vega Reñón, L. y Olmos Gómez, P. (eds.). (2011) Compendio de lógica argumentación y retórica. Madrid: Trota.

Perelman, Ch. y Olbrechts-Tyteca, L. (1989) Tratado de la argumentación. La nueva retórica. Madrid: Editorial Gredos, Biblioteca Románica Hispánica.

Sugerencias de lectura para los estudiantes

Almossawi, Ali (2014), Un libro ilustrado de malos argumentos. USA: Fulano de tal.

Doxiades, A. K., Papadimitriou, C. H., Papadatos, A., & Di, D. A. (2011). Logicomix. Una búsqueda épica de la verdad. Barcelona: Sin Sentido.

Quine, W.V. O. (1983), Lógica elemental. México: Grijalbo.

Weston, Anthony (2006), Las claves de la argumentación. Barcelona: Ariel.