Aprendizaje 11. Formular criterios para evaluar si hay comprensión de lo que se emite.
¿Me ayudas a elegir?
Víctor Florencio Ramírez
Hernández.
—Ayúdame, ¡no sé qué hacer!
Ana llegó apresurada al salón. Carmen le preguntó qué ocurría. Ana explicó que debía inscribirse en un club. El plazo era hasta las tres, y ya eran las dos de la tarde. Como estudiante de primer semestre tenía tres opciones: deporte, arte o ciencias. La explicación tranquilizó a su amiga. Bruno, que estaba en el otro extremo del salón, sugirió que lanzara tres monedas al aire para elegir. Ana replicó que se trataba de una decisión importante y por ello no debía dejarla al azar. Mientras él se acercaba a las chicas, dijo que no le convenía inscribirse en el club de deportes:
—Luis y David se inscribieron en fut, pero lo bueno es que todavía no han reprobado materias.
Las dos chicas se desconcertaron. Apenas tres semanas antes habían conocido a esos compañeros. No parecían malos estudiantes. Carmen preguntó intrigada:
—¿Son muy malos alumnos o si juegas futbol, sacas malas calificaciones?
Bruno negó con la cabeza. Ante la señal, Carmen le preguntó qué había querido decir. Él titubeó. Ella hizo un gesto de desaprobación y se dirigió a Ana. Sin embargo, Bruno intervino de nuevo:
—El club de arte te conviene menos. ¿Conoces a Mónica, la de primero B? Canta como soprano, toca el piano y dibuja. Ella es una artista, por eso es rara, como su novio. Ese chavo se la pasa leyendo. El otro día vi cómo entregó un examen. ¡Lo respondió con dibujos!
—¿Ahora vas a decir que todos los artistas son raros o que por ser artistas son raros? —lo encaró Carmen.
Bruno se sorprendió ante la pregunta. Luego intentó corregir:
—No, no todos los artistas son raros. ¡Claro que no!
—Entonces, ¿por qué dices algo si sabes que es falso? —reclamó Carmen.
—Lo hago para darle más datos a Ana y que tome una buena decisión —respondió Bruno. Carmen le explicó un tanto molesta que si quería ayudar a Ana, debería proceder de otra manera:
—Ya no digas algo que tú sabes que es falso.
—Perdón. Ahora voy a dar solo datos buenos. Ana, no te conviene entrar al club de arte porque te puedes volver excéntrica. Si te vuelves excéntrica, puedes hacerte estrafalaria. Y si te haces estrafalaria, vas a volverte rara… y… —expuso Bruno.
—En conclusión, ¿quieres decir que si entro al club de arte, me voy a volver rara? —preguntó Ana interrumpiéndolo.
—¿Por qué dices eso? —lo interrumpió Carmen—. Basta con que digas: «los artistas son raros».
—No, no quiero decir que son raros… raros así —Bruno trató de explicar.
—¿Qué quieres decir con eso de «raros así»? —interrogó Ana.
—Sí, raros…, raritos… Tú me entiendes… —Bruno cambió su forma de hablar.
—No, la verdad es que no te entiendo —puntualizó Ana.
—Bueno, quiero decir que no seas artista porque ellos son excéntricos, estrafalarios, incógnitos, estrambóticos…, son sui géneris…, y algunos son raritos, pero todos son raros.
—Así no me ayudas a tomar una decisión. ¡Sólo me confundes! —protestó Ana.
—Hay un planeta en el que no saben cómo se habla —comentó Carmen.
Bruno se inquietó: «¿Me está diciendo extraterrestre o que no sé hablar bien?». Al no identificar con precisión qué le estaban diciendo, prefirió dirigirse de nuevo a Ana:
—Tampoco te metas al club de deporte. Se la pasan en el sol y te puedes poner morena. Morena pero bonita, eso sí.
—¿O sea que las morenas no pueden ser bonitas? —preguntó Carmen con molestia. —¡Claro que sí! Pero las preferimos rubias —respondió Bruno orondo.
Carmen no entendió qué había querido decir Bruno. Ana prefirió ignorarlo y reiteró que quería hacer deporte y arte, pero seguía preguntándose cuál de los dos. Carmen entendía la mortificación de su amiga, sabía que era muy dedicada y un poco aprehensiva, especialmente con respecto al tiempo. Recordó algo que había leído:
—Bruno, me recuerdas al personaje de una novela: El túnel. Hablaba sin saber qué decía ni qué quería… Por cierto, Ana, su autor primero se dedicó a la ciencia y luego a la literatura. ¿Cómo se llamaba…? ¡Ah!, ya me acordé: Ernesto Sábato. Bueno, pues Sábato dijo que el artista debe ser una mezcla de niño, hombre y mujer.
—¡Sábato estaba peor que yo! —exclamó Bruno—. Que mezcles a un niño con un hombre, puede ser. Pero a un hombre con una mujer, ¿cómo?
Esta vez Carmen no hizo caso al comentario de Bruno:
—Creo que Sábato tiene razón, pero depende de cómo interpretes la frase. En el arte se debe mezclar la sensibilidad de la mujer, la objetividad del hombre y la creatividad del niño…
—Pero no creo que Mónica se sienta hombre, mujer o niño cuando toca el piano — objetó Ana—. Hay muchos hombres que son muy sensibles. Y la creatividad es propia de los adultos y no de los niños, aunque se piense lo contrario. Seguro que Sábato quiso decir algo distinto.
—¡Así sí entiendo! Porque si fueras una mezcla de hombre y mujer, ¡sí que serías rara! —comentó Bruno alegre y seguro.
—¡Bruno, eres un genio! —exclamó Carmen. El comentario lo hizo cavilar: ¿su compañera estaba halagándolo o se burlaba?—. Ana, yo sabía que en esta escuela solo aceptan inteligentes. Pero si se coló un necio, deberían negarle el acceso a las clases o taparle la boca.
Bruno se percató de que el mensaje estaba destinado a él, se sintió incómodo y decidió corregir su comportamiento. Ana intentó suavizar la situación:
—Coincido contigo, Carmen, pero hay que darles una oportunidad; pueden aprender a conversar tomando en cuenta que se habla con otras personas.
—¡Oigan! Si siguen hablando de otros, no vamos a ayudarte. Debemos hablar de ti, Ana. Debes tomar una buena decisión —advirtió Bruno tratando de cambiar el tema.
—Pues los dos clubes te van bien. Pero depende de lo que tú quieras: pasar el rato, cumplir el requisito o darle valor agregado a lo que hagas. En cualquier caso, los dos clubes son buenos. En un documental vi que la actividad física, el deporte y el arte favorecen que algunas neuronas de los adultos se reproduzcan. Y en los niños muy pequeños hacen que las neuronas se conecten entre sí. En algo parecido nos deben beneficiar a los jóvenes —explicó Carmen.
—¿Qué son las neuronas? —volvió a intervenir Bruno, y sin aguardar respuesta, continuó—. Yo creo que por eso Mónica es tan inteligente… Sí, Ana, por lo que dice Carmen, te convienen los dos clubes.
—Aunque también me interesaría entrar al club de ciencias. Pero dicen los del grupo que podemos inscribirnos solo a uno… —añadió Ana.
—¿Y por qué no preguntas con quien sí sabe? A veces la gente solo repite rumores.
En la Oficina de Control Escolar sí deben darte la información correcta —dijo Carmen. —¿Qué tal si dicen que debes inscribirte a un club pero eso no significa que solo a uno? Tal vez quieran decir que al menos a uno —aclaró Bruno.
—El club de ciencias también te ayudaría. Aprendes cómo se investiga y profundizas en algún conocimiento. Seguramente también favorece al desarrollo del cerebro —comentó Carmen dirigiéndose a Ana.
—¡Así los profesores pensarán que eres muy estudiosa y te ayudarán con las calificaciones! —expuso Bruno.
—Pues tu elección no debe ser para que andes impresionando a los profesores — contrapuso Carmen—. Además, una calificación debe mostrar que has aprendido. No debe ser un premio ni un castigo.
—¡Cómo no! Te bajan puntos si no traes el uniforme o si hablas en clase, y te suben puntos si traes la tarea… ¡aunque esté mal! —replicó Bruno.
—Hablé de lo que debería ser, no de lo que es —aclaró molesta Carmen—. El asunto es que el club de ciencias es también una buena opción. A lo mejor eres como Sábato: primero te dedicas a la ciencia y luego a la literatura. O eres una Madame Curie o una Madame Chatelet… o una Sor Juana o una Julieta Fierro. ¡Y tú no lo sabes!
—¿Y quiénes son ellas? —inquirió Bruno.
—¿Chatelet y Fierro? Ahí está Google. Sor Juana y Curie… ¡hasta los esquimales saben quiénes son ellas! —respondió Carmen.
—¡Carmen!, ¿eres segregacionista? ¿Por qué ellos no podrían saberlo? —preguntó Ana sorprendida.
Guía para acompañar el texto ¿Me ayudas a elegir?
Solemos conversar para pasar el rato. En ocasiones conversamos con una intención, con un propósito que puede ser compartir información. En el caso de un tipo de argumentación —cercana a la retórica—, el propósito de la conversación es influir en alguien, ya sea para que crea algo o haga algo. En la narración ¿Me ayudas a elegir?, este propósito de la conversación se establece desde el principio cuando Ana pide ayuda para decidir en qué club inscribirse.
Cuando Bruno le dice a Ana: «no te conviene entrar al club de arte porque te puedes volver excéntrica. Si te vuelves excéntrica, puedes hacerte estrafalaria. Y si te haces estrafalaria, vas a volverte rara…» a lo que Ana responde: «En conclusión, ¿quieres decir que si entro al club de arte, me voy a volver rara?», estamos frente a un argumento deductivo. En él, las premisas implican a la conclusión.
En contraste, otras veces nuestro argumento —o lo que decimos— no es claro ni preciso, incluso podría parecer ambiguo, poco informativo o informativo en exceso y, sin embargo, servir para lograr el propósito que tenemos al conversar.
Pero es muy diferente emitir un mensaje ambiguo, no preciso o poco claro, a que nuestros presupuestos o nuestros prejuicios se hagan presentes al hablar. Los manifestamos con palabras, pero también con el lenguaje no verbal. Frente al primer tipo de mensaje podemos decir: «No entiendo. No eres claro». De cara al segundo debemos asegurarnos si lo que se dice es lo que se quiso decir, si se está dispuesto a asumir lo que hay detrás de lo dicho. Esto ocurre cuando Bruno afirma: «Luis y David se inscribieron en fut, pero lo bueno es que todavía no han reprobado materias». Al escucharlo, Carmen lo cuestiona: «¿Son muy malos alumnos o si juegas futbol, sacas malas calificaciones?».
Una acción que podría ayudarnos a interpretar las implicaturas sería preguntarnos qué está dando a entender o qué está sugiriendo el hablante. En la narración, esto ocurre en varias partes. Por ejemplo, cuando Bruno dice: «(Los del club de deporte) Se la pasan en el sol y te puedes poner morena. Morena pero bonita, eso sí». Ante la implicatura Carmen pregunta: «¿O sea que las morenas no pueden ser bonitas?».
El ejemplo anterior sirve para darnos cuenta de que a veces lo que decimos implica afirmaciones, presuposiciones o sobrentendidos que, si los tuviéramos claros, no estaríamos dispuestos a asumirlos. Así, aunque la mayoría hemos aprendido a conversar sin reflexionar cómo lo hacemos. Para argumentar bien es importante reconocer qué implicamos al hablar, identificar las implicaturas que hay en lo que decimos. Así podemos reconocer algo que dijimos pero que no asumimos. Por ejemplo, Carmen pregunta si las morenas no pueden ser bonitas y, al advertirlo, Bruno reconoce su presuposición, su prejuicio.
Plan de discusión. Entender lo que se quiso decir.
- Alguien comete un error y otra persona exclama: «Tenía que ser el Chavo del ocho». ¿La persona que exclama quiere que se entienda algo distinto de lo que dijo?
- Una persona entra a un lugar que está muy limpio. Lleva los zapatos enlodados. Una niña, al verlo, dice: «ese señor va a ensuciar el piso». Un adulto dice: «la gente bien educada deja el mundo mejor de como lo encontró». ¿Es claro lo que la niña quiso decir? ¿Qué quiso decir el adulto? ¿Lo que dice el adulto tiene relación con lo que está ocurriendo?
- Llega el abuelo de un viaje. Trae regalos. Sus nietos, que no viven con él, lo fueron a despedir, todos menos Ernesto. Cuando Ernesto pregunta qué le trajo, su abuelo le dice: «Santo que no es visto no es venerado». ¿Es claro lo que quiere el abuelo que haga su nieto?
- Una mujer va manejando y se pasa un alto. Un señor que la ve dice: «Tenía que ser mujer». ¿Qué es lo que quiere dar a entender?
- En un video aparece un hombre durmiendo a la hora de trabajar. El autor ha puesto un letrero: «Típico; un mexicano». ¿Qué es lo que quiere decir el autor del video?
- Cuando dices algo, ¿siempre tienes un propósito? Cuando conversas, ¿siempre tienes un propósito?, ¿cuál es?
- Encuentras a un amigo, le preguntas cómo se siente y te responde que acaba de perder a un ser querido, ¿es necesario que te diga cómo se siente o puedes inferirlo? ¿Cómo llegas a la conclusión?
- Cuando conversas con alguien para que crea o haga algo, ¿se lo dices claramente? ¿En qué casos no?
- ¿Es preferible ser directo en lo que quieres que alguien haga o crea, o es preferible decírselo indirectamente?
- ¿Tiene alguna ventaja hacer que las personas infieran de manera indirecta lo que quieres que entiendan en lugar de que lo hagan directamente?
Ejercicios.
Ejercicio 1. Identificar implicaturas.
Instrucción. A continuación se presenta una serie de intenciones y debajo de cada una hay tres posibles emisiones para lograrlas. Identificar en cuáles emisiones puede haber una implicatura.
1. La niña no quiere sopa:
a) Hay otra cosa de comer, ¿verdad?
b) No quiero sopa.
c) ¿De qué es la sopa?
2. La mamá quiere que su hijo llegue temprano:
a) ¿A qué hora piensas llegar?
b) Recuerda que después de las nueve ya no hay transporte.
c) Llega temprano, por favor.
3. Sobró una pieza de pan y Enrique quiere comerlo:
a) Voy a comer este pan.
b) ¿Alguien quiere este pan?
c) ¿Dónde compraron este pan?
4. Efrén se está aburriendo en clase y quiere que ya termine, entonces dice en voz alta: a) Ya me aburrí.
b) ¿Cuánto falta para salir?
c) ¡Qué clase tan tediosa!
5. Lucía, que constantemente tiene fallas en aritmética, se ha equivocado en una suma, Héctor quiere hacerle notar que no es capaz. a) Pero podría ser más tonta.
b) Más tonto no se puede ser.
c) Lo que no da la naturaleza no lo da la escuela.
6. Esteban estudia el bachillerato. Su forma de vestir y sus útiles escolares denotan que tiene pocos recursos económicos. Debido a su apariencia, Karla lo culpa de haber robado su teléfono celular. El profesor de matemáticas quiere decir que el chico es inocente, para ello le dice a Karla.
a) Esteban es pobre pero honrado.
b) El león cree que todos son de su condición.
c) Al perro más flaco se le cargan las pulgas.
Ejercicio 2.
Identificar implicaturas.
Instrucción. A continuación se presenta una serie de intenciones seguidas de tres posibles emisiones. Identificar cuál de ellas corresponde a una implicatura.
1. El hablante quiere que su oyente entienda que debe cuidar la leche cuando esté hirviendo.
a) Si la leche hierve mucho, se consume. ¡Y debe alcanzar para todos!
b) Si la leche hierve mucho, se consume. Que no se consuma, ¿eh?
c) Si la leche hierve mucho, se consume. Ahorra gas.
2. El hablante quiere que su oyente entienda que debe marcharse.
a) ¿No tienes algo que hacer en otro sitio?
b) Te tienes que ir.
c) Anda, ve a pasar el tiempo a otro sitio.
3. El hablante quiere que su oyente entienda que un deber de las mujeres es lavar la ropa. a) Hay lavadoras de dos patas.
b) A las mujeres les toca lavar la ropa.
c) Lavar ropa no es asunto de hombres.
4. El hablante quiere que su oyente entienda que no se debe dar a conocer las intimidades de una familia.
a) La ropa sucia se lava en casa.
b) ¿Qué? ¿Yo ando hablando en mi trabajo de lo que pasa en mi casa?
c) ¿Qué le interesa a los demás nuestra vida?
5. El hablante quiere que su oyente entienda que con mucho esfuerzo ha alcanzado su meta.
a) Ha puesto en juego todas sus capacidades para lograr su propósito.
b) Por fin ha podido lograr su propósito.
c) Se nota que ha sido una tarea ardua para lograr su propósito.
6. El hablante quiere que su oyente entienda que el regalo no ha agradado a la persona festejada.
a) Regala cosas que se agradezcan.
b) Para la próxima mejor no traigas regalo.
c) No me gustó tu obsequio aunque digan que a caballo regalado no se le ve diente malo.
Ejercicio 3.
Diferenciar entre implicaciones e implicaturas.
Instrucción. De la serie de emisiones que se presentan a continuación, algunas son implicaciones y otras implicaturas. Identificar a cuál corresponde cada emisión.
- Te he ofrecido sopa de arroz y sopa de pasta. Como no quieres la de pasta, debo entender que quieres la de arroz.
- Dices que para ser de mi familia soy alta. Debo entender que las personas de mi familia son bajas de estatura.
- Si voy al Norte, como machaca, si voy al Sur, como tasajo. O voy al Norte o voy al Sur. Así que debo entender que o como machaca o como tasajo.
- Dices que los japoneses son laboriosos. Yo soy de familia japonesa. Entonces debo entender que soy laborioso.
- Acabas de decir que Lupe va a verse a las siete de la noche con un hombre. Debo entender que no es ni su familiar ni su compañero de escuela.
- Dices que hay que reconocer el mérito de Esther: que siendo originaria de donde es y viviendo donde vive, ha logrado superarse. Debo entender que las personas de la región donde ella nació y radica, difícilmente se superan o no lo hacen.
- Yo te pregunté cómo estás y me respondes que dada tu edad, las condiciones del país y tu empleo, estás bien. Debo entender que a tu edad las personas ya no están bien, que las condiciones del país son para que las personas estén mal y que tu empleo es para estar mal y no bien.
- Debo entender que Picasso no hizo obras de arte si, como dices, si Picasso hizo arte, tú eres un Premio Nobel. Y tú no eres un Premio Nobel.
- Si, como dices, basta estudiar Lógica para argumentar bien. Cuando salgamos de este curso de Lógica sabremos argumentar bien.
- Cuando llegaste y te dije que yo no había quebrado el vidrio de la puerta, me respondiste «satisfacción no pedida, acusación manifiesta». Debo entender que según tú, yo lo hice.
Ejercicio 4. Identificar la inferencia que se pretende al usar una implicatura.
Formular preguntas para asegurar el significado de lo que se ha
dicho.
Instrucciones.
A) En la siguiente tabla se describen diferentes situaciones. Identificar qué quiere el hablante que infiera el oyente.
B) Formular preguntas para asegurar la comprensión de lo dicho.
Situación |
El hablante |
¿Qué se |
1. He |
|
|
2. Hace calor. Mi |
|
|
3. Llega el |
|
|
4. Silverio se |
|
|
5. Jenófanes |
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|
6. Agustina |
|
|
7. El candidato |
|
|
8. Un anciano |
|
|
9. El niño está |
|
|
10. La mamá de |
|
|
Ejercicio
5. Proponer formas de construir implicaturas.
Para ser bien interpretado por tu
oyente y que él llegue a la conclusión que tú pretendes, debes participar en la
argumentación de manera exitosa. Para ello, puedes emplear implicaturas.
Instrucción.
A) En la primera columna se presentan intenciones que puedes tener como hablante respecto de tu oyente.
B) En la segunda columna debes proponer qué forma de decirlo no emplearías.
C) En la tercera columna debes proponer una forma de decirlo que sí emplearías.
Esta forma no debe ser directa, por eso no vale emplear las palabras clave de las intenciones (oscuro, breve, preciso, etc.).
Tu intención es que el interlocutor… |
Para que pueda inferirlo, no lo dirías |
Para que lo infiera, lo dirías así… |
no |
|
|
sea |
|
|
sea |
|
|
no |
|
|
aporte |
|
|
solo |
|
|
solo |
|
|
no |
|
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Ejercicio 6. Identificar obstáculos a la conversación.
Instrucción. Identificar en qué partes de la historia, las acciones de los hablantes impiden o estorban el logro del propósito de la conversación.
Sugerencias de lectura para el profesor.
Camps, Victoria
(1976). Pragmática del lenguaje y
filosofía analítica. Barcelona: Península.
Puede descargarse en www.cervantesvirtual.com
Especialmente
el capítulo I “Los elementos pragmáticos del acto lingüístico”, apartado 5 “La
intención”.
Grice, H.P. “Lógica y conversación” en Valdez
Villanueva, Luis. (1991) La búsqueda del
significado. Madrid: Técnos.
Sugerencias de lectura para los estudiantes.
Centro Virtual
Cervantes (2014). “Implicatura”. en:
http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/implicatura.htm.
“Las
implicaturas conversacionales” en http://www.abc.com.py/articulos/las-implicaturas-conversacionales-915612.html