¿Y si el rey se despertara?

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Área de interés 10. Garantías del conocimiento.

Versión 201215

¿Y si el rey se despertara?

David Esquivel

Mariana está recargada en un árbol del jardín. Su cabeza se balancea mientras ella se esfuerza por mantener los ojos abiertos, abraza su mochila y parece confundida. Valentín, su amigo de toda la vida, se acerca para saber cómo se encuentra:

—Hola, Mariana. ¿Te encuentras bien? ¿Te duele algo?

—Hola, Vale, estoy bien. Es solo que no he pasado muy buenas noches últimamente; he tenido varias pesadillas.

—¿Pesadillas? Diría que dejaras de ver películas de terror, pero sé que a ti no te gustan.

—Eso es cierto, pero creo que la razón de mis pesadillas no es una película de terror, sino una para niños.

—¿Para niños?, ¿pues cuál fue?

Alicia en el país de las maravillas. Lo que pasa es que el fin de semana vinieron mis primitos de Mazatlán. Estuvieron dando lata toda la tarde y al final mi mamá me encargó que los cuidara. Se me ocurrió que se pondrían en paz si veíamos una película y esa fue la que encontramos en la tele. Pero, ¿la has visto? Tiene unas escenas muy locas en las que una morsa se come unas ostras bebés, y hay una liebre y un sombrerero que están superlocos, y más loca está la reina, que a toda costa quiere cortarle la cabeza a la pobre Alicia.

—Sí, recuerdo la película; la vi cuando era muy niño.

—¡Ay, Vale! ¡Desde aquella noche no dejo de soñar cosas raras! El lunes, por ejemplo, soñé que el maestro de dibujo era la oruga que aparece en la película. Hablaba muy despacio, como lo hace en clase, y no dejaba de fumar. Y con el humo de su cigarro se creaban unas formas muy raras en el aire. Cuando desperté y me vine para acá, resultó que la primera clase era Dibujo y te juro que vi al profe como si fuera la misma oruga. Debo confesarte que estoy un poco obsesionada con todo esto. El martes fui a la biblioteca y no te imaginas qué libro se me apareció de repente en el mostrador…

—¡No me digas! ¡Alicia en el país de las maravillas!

—¡Sí! Como lo vi ahí, pensé que se trataba de alguna señal del universo, y pues lo saqué y me lo llevé para la casa. Ese también es uno de los motivos por los que no he dormido bien. Ya leyendo el libro me enteré que hay dos historias dentro, y que en la película las mezclaron. En la segunda parte, Alicia puede cruzar el espejo de su casa y entrar a un mundo en el que todo está al revés.

—¡Claro!, como en los espejos, donde lo que ves a la izquierda es realmente tu derecha. Ese es un efecto óptico muy interesante, pero no creo que alguien pueda atravesar un espejo. Los espejos están hechos de un material duro, son de vidrio sólido, y para comprobarlo solo tienes que tocarlos. Si se rompen, te cortas. No te quedas atrapado en un mundo de fantasía.

—Con razón vas a ser ingeniero, Valentín. A ti no te mueven esas cosas fantásticas. ¿Acaso no te asustas cuando ves películas de terror?, ¿no tienes pesadillas?

—Pues, para ser sincero, pocas veces recuerdo mis sueños. Y en el caso de las películas de terror, no me asustan porque creo que puedo distinguir muy bien entre lo que es real y lo que no lo es. Sé que, aunque la película sea horripilante, solo se trata de actores disfrazados, y que lo que parece sangre en realidad es catsup.

—¿Y cómo supiste eso?

—Pues porque es evidente. Si estoy viendo un monstruo en una película que tiene las tripas por fuera es seguro que se trata de un actor, y eso lo sé porque las películas se hacen con actores, cámaras y efectos especiales. Si no, no serían películas. Hasta ahora no he visto caminando por la calle muertos vivientes que tengan las tripas de fuera.

—Yo sí he visto muertos vivientes, Valentín.

—¡No es cierto!, ¿dónde?

—En la clase de Geometría analítica. Tú también deberías verlos. Se ve que no entienden nada.

—¡Ay!, Mariana, ¡qué boba eres! —dice Valentín entre risas.

—También podemos decir que son muertos vivientes, ¿o no? Todo depende de cómo usemos el término. Yo también puedo ser muy racional, chavito, no me subestimes.

—Bueno, en eso tienes razón. Debo confesar que cuando era niño me asustaban mucho más las historias de aparecidos que contaba mi abuela y las películas de terror. Pero mi padre siempre me dijo que cuando tuviera miedo, intentara encontrar la verdadera causa de lo que me estaba asustando. A mi papá no le importan los fantasmas. Dice que lo que de verdad le da miedo es hacer mal los cálculos de una presa o un puente y que se rompan o se caigan. ¿Te imaginas si eso sucediera? También dice que para evitar tragedias y para dejar de creer en fantasmas, tenemos que ser metódicos.

—¿Metódicos? ¿Como los de la iglesia que está en la calle Juárez?

—No, esos son metodistas —aclara Valentín entre risas.

—¿Y no es lo mismo?

—No tengo idea.

—¿Qué, pues, Valentín? Tú que sabes tantas cosas y esa se te fue…

—Bueno, sé algunas cosas porque me gusta estudiar, pero no lo puedo saber todo. Me gusta saber de máquinas y cálculos y cosas que se mueven. Tú eres la que siempre está pensando en leyendas y cosas fantásticas de las que yo no entiendo nada.

—Hablando de eso, no terminé de contarte lo de Alicia en el país de las maravillas. Resulta que en el libro hay una escena en la que Alicia se encuentra con unos gemelos a los que les pide indicaciones para salir de aquel lugar, y como están bien locos, solamente la confunden con sus palabras. ¡Todos están locos!

—Ten cuidado, en una de esas la locura se te transmite por leer el libro. O tal vez el libro sea un atractor de locos.

—Muy gracioso, señor ingeniero —dice burlona Mariana—. Bueno, el caso es que cuando los gemelos y Alicia van caminando por un bosque, se encuentran al rey del ajedrez tomando una siesta.

—¿Ajedrez? ¿Por qué no me dijiste que había ajedrez en la historia? ¡Yo soy fan! Dicen que es buenísimo para la mente y te ayuda a desarrollar tu pensamiento espacial y matemático.

—¡Uy!, dos personas que se pasan horas pensando frente a un tablero para mover una figurita cada que pasa el cometa Halley. ¿Y tú me hablas de locos? No te vayas a lesionar, gordito.

—¡El lunes empiezo la dieta!

—Algún lunes, dirás. Bueno, el caso es que Alicia y aquellos locos encuentran dormido al rey del ajedrez. De pronto, uno de los gemelos le dice a Alicia que tenga mucho cuidado para no despertar al rey porque todo lo que está ocurriendo ahí, el mundo de Alicia y todos esos personajes que están como una cabra, no son más que el producto de su sueño. Y si él se despertara, todo se desvanecería, como la luz al soplar una vela.

—Oye, pero yo recuerdo que en la película es Alicia la que está soñando.

—Es cierto, pero eso hace todo más confuso porque entonces Alicia sueña que está en un mundo donde a su vez vive un soñador que la está soñando a ella. Si Alicia se despierta, el rey soñador desaparecerá y con él desaparecerá Alicia porque ella no es más que el producto del sueño del rey.

—¡Qué impresión! Creo que me siento un poco mareado.

—¿Ya tienes material para tus pesadillas?

—Bueno, que nadie se alarme. Si de algo puedo estar seguro es que tú y yo estamos vivos y hablamos en este jardín, que ese árbol que está detrás de ti es un pirul, que es sólido y que ha estado ahí durante mucho tiempo y que probablemente estará ahí durante mucho tiempo más. También estoy seguro de que yo me llamo «Valentín» y que tú te llamas «Mariana», y que nos conocemos desde que éramos niños. Y estoy seguro, porque creo en mis sentidos, que tú eres muy bonita.

—¡Ay, Valentín! No me sonrojes. Tú también eres guapo y muy inteligente. ¡Qué lindo que te hayas atrevido a decírmelo! ¡Me da mucha emoción! —Mariana lo besa y le pregunta—. ¿Sientes eso?

—¿Qué?

—Se está moviendo la tierra, creo que te veo un poco pálido. No, más bien, transparente…

—¡Valentín! ¿Ya viste la hora que es? Por eso les digo que se acuesten temprano.

—¡Pero, mamá!

Guía para facilitar la reflexión y el diálogo a partir del texto ¿Y si el rey se despertara?

En la narración observamos que eventos recientes en las vidas de Mariana y Valentín los han puesto a dudar acerca de la realidad de las cosas. En el caso de Mariana, el impacto de películas y literatura ha sido de tal fuerza que la ha impresionado hasta ponerla en un estado de desasosiego. No duerme bien, pero al mismo tiempo quiere saber más acerca de lo que está ocurriendo en su entorno.

Frente a la posibilidad de dudar de todo, Valentín parece más cauto. Le gustan las certezas, los cálculos y proceder metódicamente a la hora de plantearse un problema. Sabe que hay cosas que, a pesar de lo mucho que ha visto o leído, salen de su comprensión y por momentos no atina a posicionarse frente a ellas, de modo que, como Mariana, llega a dudar.

A pesar de esas dudas, ambos personajes dialogan sobre la base de sus creencias y experiencias. Algunas les son comunes porque se conocen desde hace mucho tiempo y conviven en un mismo contexto, otras las han adquirido tanto por la experiencia como por sus razonamientos.

Conceptos.

  • Suspensión del juicio.
  • Posibilidad de conocer.
  • Racionalidad
  • Evidencia
  • Humildad intelectual.
  • Creencia.
  • Relatividad.
  • Método.

Plan de discusión 1. Racionalidad.

  1. ¿Has tenido un sueño tan intenso que no puedes distinguirlo de la realidad? ¿Cómo encontraste la diferencia entre estas dos experiencias?
  2. ¿Has sentido alguna vez que te persigue un perro o que estás frente a un espectro? ¿Cómo fue tu reacción? ¿Qué sensaciones tuviste?
  3. ¿Por qué serán tan parecidas las sensaciones que se presentan en el sueño y en lo que llamamos «mundo real»?
  4. ¿Qué crees que sintió Valentín al escuchar la voz de su madre llamándolo? ¿Alguna vez has tenido una experiencia similar?
  5. ¿Crees en la posibilidad de que nuestra vida pueda ser soñada por alguien? Y si ese soñador escribiera eso que sueña y de lo cual nosotros formamos parte, ¿qué sucedería si dejara de soñar o de escribir?
  6. Si tú fueras el soñador del salón de clases en el que estás, ¿sería posible que tus compañeros desaparecieran en el momento en que tú despertaras?
  7. ¿Cómo describirías a una persona soñadora? ¿Cómo es el mundo en el que vive?
  8. ¿Te parece que Mariana es una persona soñadora y que Valentín es racional y calculador? ¿Te parece que es al revés? ¿Qué características de los personajes te permiten describirlos así? ¿Cómo te describirías a ti mismo?
  9. ¿Podríamos encontrar un término medio entre alguien que sea un soñador y una persona que busque certezas racionales y evite la confusión?

Plan de discusión 2. Creencia, conocimiento y evidencia.

  1. ¿Alguna vez has dudado que sea real algo que ves o escuchas? ¿Cómo supiste que eso era real y no un producto de la imaginación o un engaño de los sentidos?
  2. ¿Tienes la certeza de que tus amigos te estiman? ¿Tienes la certeza de que existe el mar? ¿Tienes la certeza de amanecerá mañana? ¿Tienes la certeza de que ayer estuviste en un lugar? ¿Cómo se adquirien  esas certezas?
  3. ¿Esas certezas pueden ser contrarias a lo que piensan nuestros familiares, amigos o un grupo de personas?
  4. Valentín tiene certezas, ¿cuáles son? ¿Cómo las adquirió?
  5. Si procedes metódicamente como lo hace Valentín, ¿puedes estar seguros de que tus pensamientos se aproximan más a una certeza?
  6. ¿De qué cosas no puedes dudar aun si estás dentro de un sueño? ¿De qué no puedes dudar si ves una película de terror muy realista?
  7. ¿Podemos dudar de lo mismo que dudan otras personas?
  8. ¿Podemos tener las mismas certezas que otras personas?
  9. ¿Cuál sería la diferencia entre una creencia y un conocimiento cierto?

Ejercicios.

Ejercicio 1.

Con este ejercicio se busca que los estudiantes aprendan a identificar conocimientos fundamentados y creencias.

Instrucción. De las siguientes oraciones, identificar aquellas que pueden ser producto de una creencia no fundamentada.

  1. La suma de los ángulos interiores de todo triángulo es igual a 180°
  2. Los niños no bautizados van directo al Limbo.
  3. El color de los objetos es producto de su interacción con la luz.
  4. El peso de un objeto depende de la gravedad del lugar en el que se encuentra.
  5. Todos los mexicanos son muy alegres.
  6. Todos los pingüinos son aves.
  7. Siempre debes confiar en tu instinto.
  8. Los libros son siempre edificantes.
  9. El norte de México es muy árido.
  10. Todos los tableros de ajedrez tienen sesenta y cuatro casillas.

Ejercicio 2.

Con este ejercicio se busca que los estudiantes aprendan a distinguir entre certezas y opiniones, y a identificar límites del conocimiento.

Instrucciones.

A) De la siguiente lista, señalar con una «C» lo que podemos conocer con plena certeza.

B) Marcar con una «D» los que podemos conocer de manera dudosa.

C) Indicar con una «N» a los que no podemos conocer.

  1. La forma que tiene el centro de la tierra.
  2. Si la historia de la humanidad tiene un objetivo preciso.
  3. Existe el abominable Hombre de las Nieves.
  4. Todos los políticos son corruptos.
  5. Mis sentidos me engañan.
  6. La miel siempre es dulce.
  7. La velocidad de la luz es constante, siempre viaja a 300,000 km por segundo.
  8. Los accidentes siempre son malos.
  9. Todos los hombres son iguales.
  10. Las líneas paralelas nunca se cruzan.

Ejercicio 3.

Con este ejercicio se busca que los estudiantes aprendan a identificar el método de investigación, sus elementos y variantes.

Un método es un camino o serie de procesos que seguimos para alcanzar un conocimiento más o menos certero.

Instrucciones.

A continuación se presenta una serie de problemas.

A) Indicar qué método se utilizaría en cada caso para resolverlos y asegurarse de llegar a conclusiones certeras.

B) Describir los pasos del método en cada caso.

1. Alguien ha robado una caja de galletas de la alacena. Todo está desordenado. Hay algunas huellas que van de un lado a otro del lugar. La puerta está abierta, pero las ventanas están intactas. Hay un olor extraño en el lugar y migajas por todos lados. ¿Quién se ha robado las galletas?

2. Un cuerpo con una masa de 87.5 kg se deja caer desde el edificio más alto de la Ciudad de México, ¿cuál será la velocidad final que este objeto tendrá después de los diez segundos?

3. Un pastor tiene que pasar un lobo, una cabra y una lechuga a la otra orilla de un río. Dispone de una barca en la que solo caben él y una de las otras tres cosas. Si el lobo se queda solo con la cabra, se la come. Si la cabra se queda sola con la lechuga, se la come, ¿cómo debe hacerlo?

4. Un hombre afirma que la vida puede surgir de la materia muerta. Para probarlo deja un pedazo de carne fuera del refrigerador durante varios días. Después, en efecto, el pedazo de carne poco a poco se llena de larvas y moscas. Uno de los principios de la biología es no existe la generación espontánea, ¿cómo podríamos probarle a ese hombre que la generación espontánea es imposible?

Ejercicio 4.

Con este ejercicio se busca que los estudiantes aprendan a identificar argumentos filosóficos en un texto literario, así como las nociones de duda, suspensión del juicio y relatividad.

Miguel de Unamuno fue un filósofo español. Nació en 1864 y murió en 1936. Escribió una gran variedad de textos entre los que destacan ensayos filosóficos, poesía, teatro y novelas como Niebla, uno de cuyos fragmentos estás a punto de leer. Este autor se interesó mucho en el tema de la existencia humana y reflejó esas preocupaciones en el protagonista de la novela citada.

Augusto es un muchacho que se enamora de la chica equivocada, quien no le corresponde y le rompe el corazón. Después de algunas peripecias, Augusto se pregunta si lo que le pasa en la vida es producto de sus decisiones libremente tomadas o de una voluntad ajena a él.

A continuación se presenta una conversación con su amigo Víctor.

––Cásate, pues, cásate, con una cualquiera de las ene de que estás enamorado, con la que tengas más a mano. Y sin pensarlo demasiado. Ya ves, yo me casé sin pensarlo; nos tuvieron que casar.

––Es que ahora me ha dado por dedicarme a las experiencias de psicología femenina.

––La única experiencia psicológica sobre la mujer es el matrimonio. El que no se casa, jamás podrá experimentar psicológicamente el alma de la mujer. El único laboratorio de psicología femenina o de ginepsicología es el matrimonio.

––Pero, ¡eso no tiene remedio!

––Ninguna experimentación de verdad lo tiene. Todo el que se mete a querer experimentar algo, pero guardando la retirada, no quemando las naves, nunca sabe nada de cierto. Jamás te fíes de otro cirujano que de aquel que se haya amputado a sí mismo algún propio miembro, ni te entregues a alienista que no esté loco. Cásate, pues, si quieres saber psicología.

––De modo que los solteros…

––La de los solteros no es psicología; no es más que metafísica, es decir, más allá de la física, más allá de lo natural.

––Y, ¿qué es eso?

––Poco menos que en lo que estás tú.

––¿Yo estoy en la metafísica? Pero ¡si yo, querido Víctor, no estoy más allá de lo natural, sino más acá de ello!

––Es igual.

––¿Cómo que es igual?

––Sí, más acá de lo natural es lo mismo que más allá, como más allá del espacio es lo mismo que más acá de él. ¿Ves esta línea? ––y trazó una línea en un papel––. Prolongada por uno y otro extremo al infinito y los extremos se encontrarán, cerrarán en el infinito, donde se encuentra todo y todo se lía. Toda recta es curva de una circunferencia de radio infinito y en el infinito cierra. Luego lo mismo da lo de más acá de lo natural que lo de más allá. ¿No está claro?

––No, está oscurísimo, muy oscuro.

––Pues porque está tan oscuro, cásate.

––Sí, pero… ¡me asaltan tantas dudas!

––Mejor, pequeño Hamlet, mejor. ¿Dudas?, luego piensas; ¿piensas?, luego eres.

––Sí, dudar es pensar.

––Y pensar es dudar y nada más que dudar. Se cree, se sabe, se imagina sin dudar; ni la fe, ni el conocimiento, ni la imaginación suponen duda y hasta la duda las destruye, pero no se piensa sin dudar. Y es la duda lo que de la fe y del conocimiento, que son algo estático, quieto, muerto, hace pensamiento, que es dinámico, inquieto, vivo.

––¿Y la imaginación?

––Sí, ahí cabe alguna duda. Suelo dudar lo que les he de hacer decir o hacer a los personajes de mi nívola, y aun después de que les he hecho decir o hacer algo dudo de si estuvo bien y si es lo que en verdad les corresponde. Pero… ¡paso por todo! Sí, sí, cabe duda en el imaginar, que es un pensar…

Mientras Augusto y Víctor sostenían esta conversación nivolesca, yo, el autor de esta nívola, que tienes, lector, en la mano y estás leyendo, me sonreía enigmáticamente al ver que mis nivolescos personajes estaban abogando por mí y justificando mis procedimientos, y me decía a mí mismo: «¡Cuán lejos estarán estos infelices de pensar que no están haciendo otra cosa que tratar de justificar lo que yo estoy haciendo con ellos! Así, cuando uno busca razones para justificarse no hace en rigor otra cosa que justificar a Dios. Y yo soy el Dios de estos dos pobres diablos nivolescos».

Instrucción. Subrayar la interpretación más cercana al sentido con que el autor las escribió.

  1. «La única experiencia psicológica sobre la mujer es el matrimonio. El que no se casa, jamás podrá experimentar psicológicamente el alma de la mujer. El único laboratorio de psicología femenina o de ginepsicología es el matrimonio».

a) El matrimonio es una horrible experiencia.
b) Las psicólogas suelen ser mujeres casadas.
c) Los hombres casados son generalmente ignorantes.
d) Los solteros no saben cómo funciona el matrimonio hasta que se casan.

  1.  «Todo el que se mete a querer experimentar algo, pero guardando la retirada, no quemando las naves, nunca sabe nada de cierto. Jamás te fíes de otro cirujano que de aquel que se haya amputado a sí mismo algún propio miembro, ni te entregues a alienista que no esté loco».

a) Los experimentadores deben ser pirómanos.
b) Los cirujanos mancos y los alienistas locos son buenos experimentando.
Los experimentadores deben arriesgarse y comprometerse con su tema.
El buen experimentador debe ser cauto.

  1. «––Sí, pero… ¡me asaltan tantas dudas!

    ––Mejor, pequeño Hamlet, mejor. ¿Dudas?, luego piensas; ¿piensas?, luego eres.

    ––Sí, dudar es pensar.

    ––Y pensar es dudar y nada más que dudar. Se cree, se sabe, se imagina sin dudar; ni la fe, ni el conocimiento, ni la imaginación suponen duda y hasta la duda las destruye, pero no se piensa sin dudar. Y es la duda lo que de la fe y del conocimiento, que son algo estático, quieto, muerto, hace pensamiento, que es dinámico, inquieto, vivo».

a) Dudar puede ayudarnos a fundar nuestro conocimiento.
b) Pensar es mejor que dudar.
c) El conocimiento siempre es relativo.
d) Quien duda está muerto.

  1. «¡Cuán lejos estarán estos infelices de pensar que no están haciendo otra cosa que tratar de justificar lo que yo estoy haciendo con ellos! Así, cuando uno busca razones para justificarse no hace en rigor otra cosa que justificar a Dios. Y yo soy el Dios de estos dos pobres diablos nivolescos».

a) El diablo es el autor de la novela
b) Los personajes no saben cómo justificar sus actos
c) Dios y el diablo juegan con los personajes
d) El autor piensa que es como Dios.

Ejercicio 5.

Con este ejercicio se busca que los estudiantes aprendan a identificar argumentos filosóficos en un texto clásico, así como a comprender e interpretar textos filosóficos.

René Descartes fue un filósofo francés que vivió entre 1596 y 1650. Desde muy joven su espíritu inquieto lo llevó a viajar por toda Europa en las primaveras y los veranos. Durante el invierno le gustaba pasar largos periodos frente a la chimenea, en pijama y al lado de una estufa que también le proporcionaba calor.

El siguiente fragmento pertenece a una de las obras que escribió mientras esperaba a que la nieve se derritiera. Lleva por título Las meditaciones metafísicas. A Descartes le interesaba principalmente encontrar un punto firme para el conocimiento, algo que no se pudiera poner en duda, una certeza…

De las cosas que pueden ponerse en duda

He advertido hace ya algún tiempo que, desde mi más temprana edad, había admitido como verdaderas muchas opiniones falsas, y que lo edificado después sobre cimientos tan poco sólidos tenía que ser por fuerza muy dudoso e incierto; de suerte que me era preciso emprender seriamente, una vez en la vida, la tarea de deshacerme de todas las opiniones a las que hasta entonces había dado crédito, y empezar todo de nuevo desde los fundamentos, si quería establecer algo firme y constante en las ciencias. Mas pareciéndome ardua dicha empresa, he aguardado hasta alcanzar una edad lo bastante madura como para no poder esperar que haya otra, tras ella, más apta para la ejecución de mi propósito; y por ello lo he diferido tanto, que a partir de ahora me sentiría culpable si gastase en deliberaciones el tiempo que me queda para obrar. Así pues, ahora que mi espíritu está libre de todo cuidado, habiéndome procurado reposo seguro en una apacible soledad, me aplicaré seriamente y con libertad a destruir en general todas mis antiguas opiniones. Ahora bien, para cumplir tal designio, no me será necesario probar que son todas falsas, lo que acaso no conseguiría nunca; sino que, por cuanto la razón me persuade desde el principio para que no dé más crédito a las cosas no enteramente ciertas e indudables que a las manifiestamente falsas, me bastará para rechazarlas todas con encontrar en cada una el más pequeño motivo de duda. Y para eso tampoco hará falta que examine todas y cada una en particular, pues sería un trabajo infinito; sino que, por cuanto la ruina de los cimientos lleva necesariamente consigo la de todo el edificio, me dirigiré en principio contra los fundamentos mismos en que se apoyaban todas mis opiniones antiguas. Todo lo que he admitido hasta el presente como más seguro y verdadero, lo he aprendido de los sentidos o por los sentidos; ahora bien, he experimentado a veces que tales sentidos me engañaban, y es prudente no fiarse nunca por entero de quienes nos han engañado una vez. Pero, aun dado que los sentidos nos engañan a veces, tocante a cosas mal perceptibles o muy remotas, acaso hallemos otras muchas de las que no podamos razonablemente dudar, aunque las conozcamos por su medio; como, por ejemplo, que estoy aquí, sentado junto al fuego, con una bata puesta y este papel en mis manos, o cosas por el estilo. Y, ¿cómo negar que estas manos y este cuerpo sean míos, si no es poniéndome a la altura de esos insensatos, cuyo cerebro está tan turbio y ofuscado por los negros vapores de la bilis, que aseguran constantemente ser reyes siendo muy pobres, ir vestidos de oro y púrpura estando desnudos, o que se imaginan ser cacharros o tener el cuerpo de vidrio? Mas los tales son locos, y yo no lo sería menos si me rigiera por su ejemplo. Con todo, debo considerar aquí que soy hombre y, por consiguiente, que tengo costumbre de dormir y de representarme en sueños las mismas cosas, y a veces cosas menos verosímiles, que esos insensatos cuando están despiertos. ¡Cuántas veces no me habrá ocurrido soñar, por la noche, que estaba aquí mismo, vestido, junto al fuego, estando en realidad desnudo y en la cama! En este momento, estoy seguro de que yo miro este papel con los ojos de la vigilia, de que esta cabeza que muevo no está soñolienta, de que alargo esta mano y la siento de propósito y con plena conciencia: lo que acaece en sueños no me resulta tan claro y distinto como todo esto. Pero, pensándolo mejor, recuerdo haber sido engañado, mientras dormía, por ilusiones semejantes. Y fijándome en este pensamiento, veo de un modo tan manifiesto que no hay indicios concluyentes ni señales que basten a distinguir con claridad el sueño de la vigilia, que acabo atónito, y mi estupor es tal que casi puede persuadirme de que estoy durmiendo. Así, pues, supongamos ahora que estamos dormidos, y que todas estas particularidades, a saber: que abrimos los ojos, movemos la cabeza, alargamos las manos, no son sino mentirosas ilusiones; y pensemos que, acaso, ni nuestras manos ni todo nuestro cuerpo son tal y como los vemos. Con todo, hay que confesar al menos que las cosas que nos representamos en sueños son como cuadros y pinturas que deben formarse a semejanza de algo real y verdadero; de manera que por lo menos esas cosas generales —a saber: ojos, cabeza, manos, cuerpo entero— no son imaginarias, sino que en verdad existen. Pues los pintores, incluso cuando usan del mayor artificio para representar sirenas y sátiros mediante figuras caprichosas y fuera de lo común, no pueden, sin embargo, atribuirles formas y naturalezas del todo nuevas, y lo que hacen es sólo mezclar y componer partes de diversos animales; y, si llega el caso de que su imaginación sea lo bastante extravagante como para inventar algo tan nuevo que nunca haya sido visto, representándonos así su obra una cosa puramente fingida y absolutamente falsa, con todo, al menos los colores que usan deben ser verdaderos. Y por igual razón, aun pudiendo ser imaginarias esas cosas generales —a saber: ojos, cabeza, manos y otras semejantes— es preciso confesar, de todos modos, que hay cosas aun más simples y universales realmente existentes, por cuya mezcla, ni más ni menos que por la de algunos colores verdaderos, se forman todas las imágenes de las cosas que residen en nuestro pensamiento, ya sean verdaderas y reales, ya fingidas y fantásticas. De ese género es la naturaleza corpórea en general, y su extensión, así como la figura de las cosas extensas, su cantidad o magnitud, su número, y también el lugar en que están, el tiempo que mide su duración y otras por el estilo. Por lo cual, acaso no sería mala conclusión si dijésemos que la física, la astronomía, la medicina y todas las demás ciencias que dependen de la consideración de cosas compuestas, son muy dudosas e inciertas; pero que la aritmética, la geometría y demás ciencias de este género, que no tratan sino de cosas muy simples y generales, sin ocuparse mucho de si tales cosas existen o no en la naturaleza, contienen algo cierto e indudable. Pues, duerma yo o esté despierto, dos más tres serán siempre cinco, y el cuadrado no tendrá más de cuatro lados; no pareciendo posible que verdades tan patentes puedan ser sospechosas de falsedad o incertidumbre alguna.

Instrucción. Subrayar la interpretación que parezca más cercana al sentido con que el autor escribió cada texto.

  1. He advertido hace ya algún tiempo que, desde mi más temprana edad, había admitido como verdaderas muchas opiniones falsas, y que lo edificado después sobre cimientos tan poco sólidos tenía que ser por fuerza muy dudoso e incierto; de suerte que me era preciso emprender seriamente, una vez en la vida, la tarea de deshacerme de todas las opiniones a las que hasta entonces había dado crédito, y empezar todo de nuevo desde los fundamentos, si quería establecer algo firme y constante en las ciencias.

a) Desde pequeño he sabido que la gente no es de fiar.
b)Para fundamentar el conocimiento es necesario poner en duda lo conocido.
c) Las opiniones no sirven para nada.
d)Todos nuestros conocimientos son permanentes.

  1. Así pues, ahora que mi espíritu está libre de todo cuidado, habiéndome procurado reposo seguro en una apacible soledad, me aplicaré seriamente y con libertad a destruir en general todas mis antiguas opiniones. Ahora bien, para cumplir tal designio, no me será necesario probar que son todas falsas, lo que acaso no conseguiría nunca; sino que, por cuanto la razón me persuade desde el principio para que no dé más crédito a las cosas no enteramente ciertas e indudables que a las manifiestamente falsas, me bastará para rechazarlas todas con encontrar en cada una el más pequeño motivo de duda.

a) El ocio y la soledad son malos consejeros.
b) Para alcanzar una certeza es necesario probar que todas las opiniones son falsas.
c) La razón puede ser una herramienta del conocimiento si se acompaña de la duda.
d)La duda solo puede ser útil si se acompaña de ocio y soledad.

  1. Todo lo que he admitido hasta el presente como más seguro y verdadero, lo he aprendido de los sentidos o por los sentidos; ahora bien, he experimentado a veces que tales sentidos me engañaban, y es prudente no fiarse nunca por entero de quienes nos han engañado una vez. Pero, aun dado que los sentidos nos engañan a veces, tocante a cosas mal perceptibles o muy remotas, acaso hallemos otras muchas de las que no podamos razonablemente dudar, aunque las conozcamos por su medio; como, por ejemplo, que estoy aquí, sentado junto al fuego, con una bata puesta y este papel en mis manos, o cosas por el estilo. Y ¿cómo negar que estas manos y este cuerpo sean míos, si no es poniéndome a la altura de esos insensatos, cuyo cerebro está tan turbio y ofuscado por los negros vapores de la bilis, que aseguran constantemente ser reyes siendo muy pobres, ir vestidos de oro y púrpura estando desnudos, o que se imaginan ser cacharros o tener el cuerpo de vidrio? Mas los tales son locos, y yo no lo sería menos si me rigiera por su ejemplo.

a)Los sentidos nos engañan siempre y en todos los casos.
b) Puedo obtener alguna certeza de la información que proviene de mis sentidos.
c) Los insensatos son buenos encontrando certezas.
d) Las certezas se adquieren mejor con una bata puesta.

  1. Pues los pintores, incluso cuando usan del mayor artificio para representar sirenas y sátiros mediante figuras caprichosas y fuera de lo común, no pueden, sin embargo, atribuirles formas y naturalezas del todo nuevas, y lo que hacen es sólo mezclar y componer partes de diversos animales; y, si llega el caso de que su imaginación sea lo bastante extravagante como para inventar algo tan nuevo que nunca haya sido visto, representándonos así su obra una cosa puramente fingida y absolutamente falsa, con todo, al menos los colores que usan deben ser verdaderos. Y por igual razón, aun pudiendo ser imaginarias esas cosas generales —a saber: ojos, cabeza, manos y otras semejantes— es preciso confesar, de todos modos, que hay cosas aun más simples y universales realmente existentes, por cuya mezcla, ni más ni menos que por la de algunos colores verdaderos, se forman todas las imágenes de las cosas que residen en nuestro pensamiento, ya sean verdaderas y reales, ya fingidas y fantásticas.

a) Tanto la fantasía como la realidad tienen como fundamento cosas simples y universales
b) La imaginación y la razón son facultades incompatibles
c) Los pintores tienen una imaginación muy colorida
d) La fantasía es el origen de nuestro conocimiento cierto.

  1. Por lo cual, acaso no sería mala conclusión si dijésemos que la física, la astronomía, la medicina y todas las demás ciencias que dependen de la consideración de cosas compuestas, son muy dudosas e inciertas; pero que la aritmética, la geometría y demás ciencias de este género, que no tratan sino de cosas muy simples y generales, sin ocuparse mucho de si tales cosas existen o no en la naturaleza, contienen algo cierto e indudable. Pues, duerma yo o esté despierto, dos más tres serán siempre cinco, y el cuadrado no tendrá más de cuatro lados; no pareciendo posible que verdades tan patentes puedan ser sospechosas de falsedad o incertidumbre alguna.

a) Puedo aprender aritmética, geometría y otras ciencias cuando estoy dormido.
b) Todas la ciencias son muy dudosas.
c) Es difícil afirmar que el conocimiento matemático esté sujeto a la fantasía.
d) Las matemáticas son sospechosas de falsedad e incertidumbre.

Para leer más.

Carroll, Lewis. Alicia en el país de las maravillas.

En versión digital: https://www.ucm.es/data/cont/docs/119-2014-02-19-Carroll.AliciaEnElPaisDeLasMaravillas.pdf

Carroll, Lewis. A través del espejo.

Versión digital: https://arescronida.files.wordpress.com/2010/01/a-traves-del-espejo-y-lo-que-alicia-encontro-al-otro-lado1.pdf

Villoro, Luis. Creer, saber y conocer. México: Siglo XXI.

Versión digital, (fragmento): https://epistemeyciencia.files.wordpress.com/2013/01/creer-saber-conocer-villoro-lectura.pdf

de Unamuno, Miguel. Niebla.

Versión digital: http://www.vicentellop.com/TEXTOS/unamuno/niebla.pdf

Hetherington, Stephen (2007). ¡Filosofía! Una breve introducción a la metafísica y la ontología, Madrid: Alianza.

Strathern, Paul. (2008) Descartes en 90 minutos. España: Siglo XXI.

Videos.

Fernando Savater, La aventura del pensamiento, Descartes, partes 1 y 2: https://youtu.be/M8exPbTnyjI  https://youtu.be/iL8ZuxXpMJs